Contra el cielo
Los estambres del lirio se endurecen y se vuelven garras. ¡Lirio delicado! El lirio empieza a devorarnos a todos. Cuando se encontraron dos ángeles en una habitación cerrada, ¿no había un lirio en la mesa entre los dos? Y el lirio en la mesa entre los dos, ¿no tenía un hambre enviada por Dios? No me preguntes eso. Ya no tengo un corazón capaz de describir el mundo. No me preguntes eso, o me bordo la cabeza. Los que vamos a morir no podemos saber esas cosas. Ahora no es momento de enterarnos de esas cosas. Nos apoyamos contra el cielo, y más allá: los oscuros orígenes de este sinsentido donde las palabras se extravían y nunca se recobran. Ni siquiera si uno les mete brasas por los agujeros. No me preguntes eso. Ni siquiera si el bebé que cambiaron de la cuna trata de consumirme y me escupe en una lluvia de de chispas.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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