Sostengo una flor, quizá.
Extraño.
Por mi vida, parece,
pasó un jardín un día.
En la otra mano
sostengo una piedra.
Con gracia y orgullos.
Sin sombra de sospecha
que me advierta de los cambios,
preparo mis defensas.
Por mi vida, parece,
pasó la ignorancia un día.
Sonrío.
La curva de la sonrisa,
cóncavo gesto que semeja
un arco bien tensado,
dispuesto.
Por mi vida, parece,
pasó una diana un día.
Y apunta a la victoria.
La mirada hundida
en el ancestral pecado:
saborea el fruto prohibido
de la esperanza.
Por mi vida, parece,
pasó la fe un día.
Mi sombra, juego del sol tan sólo.
Viste uniforme de duda.
Aún no alcanza a ser
mi compañero o delator.
Por mi vida, parece,
pasó la certeza un día.
Tú no apareces.
Pero que haya un precipicio en el paisaje
y yo me encuentre en su borde
sosteniendo una flor
y sonriendo,
anuncia tu pronta llegada.
Por mi vida, parece,
pasó la vida un día.
(Fuente: Life vest under your seat)
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