domingo, 8 de septiembre de 2024

Juan Espinoza Ale (Los Ángeles, 1977)

 

cuatro poemas













Sala de espera



Los enfermos para siempre
sueñan fiebres color ocre
deudas que se expanden silenciosas
como tumores en mitad de la familia.

Los enfermos para siempre
hojean revistas de un lejano paraíso
ven la tele o simplemente el muro
por no cruzar los ojos con espectros
ni infectar aquellos sueños que no les pertenecen.

Los enfermos para siempre no se miran
porque saben
pero fingen no saber
que las formas en el muro están vacías
como en las revistas y en la tele
porque entienden
aunque finjan no entender
que con un infierno
es más que suficiente.

~

UCI



No hay noticias buenas
desde la frontera con los muertos.

La vida sigue
durando
unos cuantos rasguños en la arena.

Sigue ahí la orilla oscura
la tibieza que te arroba
cuando decides partir.

Y aún está esa trampa
esa clase de elección nada de fácil
cuando vivir es respirar por la ingle
hablar por las manos orinar por la barriga
sumirte en la desesperación
de no ser del todo un ser humano
conectado a mil agujas
que te apuñalan el aliento.

No hay noticias buenas
nada más puedo decir.

~

Derechos humanos



No es sagrado el pollo
que alguien desplumó para tu mesa
ni es sagrada la vaca o el cordero
que en este momento engrasa tu parrilla
no es sagrado el cordón entre el ternero
y su madre dando leche hasta morir
porque su vida no es sagrada y porque un hombre
y una mujer desean beber leche
no es sagrada la colmena
que endulza tu conciencia ni es sagrado el árbol
en que te sientas a contar las proteínas del maíz
ya no es tan sagrado
y ya casi ni es maíz
fermentando para cerdos
que alguien poco santo va a colgar
y a desangrar para que no sientas el ardor
que dan los glóbulos corriendo por tu lengua.

~

Trabajo voluntario



Odiar es un trabajo duro
requiere aplicación y consistencia
hay que despertar temprano
fruncir el ceño ya frente al reloj
comer un pan amargo corriendo hacia los túneles
contemplar la oscuridad como luciérnaga
apretando los dientes en una multitud
de hijos de perra mentirosos y haraganes
la vida debe entrar en ascensores
con la misma languidez que un circo abandonado
mientras la pasión se queda entre las sábanas
o quizás se va extinguiendo
como notas musicales en un cráneo adolorido
odiar es un trabajo duro y mal pagado
y olvidar
preferirías no saberlo.

***
J
El descanso en la escalera
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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