UN SONIDO QUE VALGA MIL IMÁGENES.
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es que poseen en el centro de sus patas
unos sensores que les permiten interpretar
las vibraciones de la tierra.
Saben que cuando se acerca la tormenta
deben agruparse. Una hembra orienta a la manada
dando golpes secos en el suelo.
No hablan porque no tienen nada que escuchar
recurren a sus patas para prevenir las amenazas.
Todos juntos caminan buscando un lugar
lejos de los rayos eléctricos que el cielo preparó
para acompañarlos en su viaje
en las huellas del camino queda
agua acumulada
que ablandará las raíces bajo tierra
asegurando el alimento de mañana.
(Fuente: Daniel Rafalovich - Meta Poesía)
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