lunes, 30 de septiembre de 2024

Delia Quiñónez (Guatemala, 1946)

 

"Dulcedumbre"


 
 
No supe que mi padre
tenía hojas en las manos,
hasta que verde vi
la plenitud lunar
de sus dedos
que troncharon, cotidianos,
la estrella - pan que nos alumbra
la boca y la garganta.

No supe de sus yemas jardineras,
hasta que florecí como llama angustiada,
anunciación, agua o frío,
como maíz o como miel tan sólo.

No supe que mi padre
tenía clorofilas
en sus diez uñas vegetales y firmes,
hasta que descubrí la igualdad
del rocío y el torrente,
el temblor de la rosa y sus espinas;
hasta que comprendí que nardo y pena
son un mismo binomio de ternura;
hasta que mordí,
con dentelladas de fulgor acaso,
el trabajo nutricio de las cosas,
los días o las horas.

Hoy,
cuando siento que sus manos
son más hoja, más árbol,
más flor que tiempo y carne,
pongo su semilla verde
en esta dura tierra
que me cubre las venas
por donde corre un insomne suspiro
de luz y llanto nuevo.
 
 

Delia Quiñónez en Barro pleno (1968), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

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