Once poemas
Para el aniversario de mi muerte
Cada año sin saberlo ha pasado el día
En el que los últimos fuegos me saludan
Y partirá el silencio
Viajero incansable
Como el rayo de una estrella oscura
Entonces no me encontraré
En la vida como en una pieza extraña
Sorprendido en la tierra
Con el amor de una mujer
Y la desvergüenza de los hombres
Como hoy escribo luego de tres días de lluvia
Escuchando el cese de las gotas y el cantar del reyezuelo
Inclinándome no sé ante qué
Algunas últimas preguntas
Qué es la cabeza
A. Ceniza
Qué son los ojos
A. Pozos profundos que tienen habitantes
Qué son los pies
A. Pulgares sobrantes luego de la subasta
No, qué son los pies
A. Bajo ellos se mueve el camino imposible
Por el que ratones con los cuellos rotos
Empujan con la nariz bolas de sangre
Qué es la lengua
A. El abrigo negro que cayó de la pared
Con mangas negras tratando de decir algo
Qué son las manos
A. Pago
No, qué son las manos
A. Bajando por la pared del museo
Hacia sus ancestros fieras extintas
Que habrán dejado un mensaje
Qué es el silencio
A. Como si tuviese derecho a más
Quiénes son los compatriotas
A. Ellos hacen estrellas de hueso
Canción de tres sonrisas
Déjame llamar un fantasma,
Amor, para que sea pequeño:
En diciembre no pensamos
En el clima.
¿A quién debo agradecer ahora
Por esta riqueza del agua?
Tu corazón ama puertos
Donde soy un extraño.
¿En qué lugar yacimos
Sin necesitar de otros
Doce días y doce noches
Uno en los ojos del otro?
¿O fue en Babel
Los días demasiado pequeños
Hablando nuestra lengua
Sin necesidad de otros?
Si la semilla germina verde
Coloca una piedra sobre ella
Que aprenda entonces
Caridad bendita.
Si debes sonreír
Siempre en el otro,
Córtame de oreja a oreja
Y sonreiremos juntos.
Campos verdes
En esta parte del siglo quedarán pocos quienes crean
en los animales porque no estarán allí en trozos
servidos en platos y las suplicas de los carros de carga
son sonidos de sombras sin futuro
todavía hay quien disfruta el placer de matar
y hay mascotas para los niños pero las vidas que siguieron
su propio camino distinto del nuestro y más antiguo
han estado migrando desde antes algunos ya han
llegado lejos y Peter con sus mejillas flacas
y su barba blanca como un Lawrence envejecido
Peter quien había sobrevivido de otro tiempo y país
Y había visto tantas cosas partir y desaparecer
aún creía en el cielo y decía que nunca
lo había dudado desde niño en la granja
en los días de los caballos no lo había dudado
en los peores tiempos de la Gran Guerra y después y llegó
a lo que le pareció una especie de modelo terrestre de él
mientras deambulaba por el sur a los sesenta
por esa época hablaba el idioma bastante bien
para que lo reconocieran tomó los caminitos
hacia un mundo que pensó cosa del pasado
con flores silvestres que apenas recordaba y vecinos
trabajando juntos segando la pradera
trayendo el heno antes del medio día
ordeñando el tiempo parsimonia y abundancia
virtudes que admiraba y su recompensa generosa
a los ojos de un extranjero y ahí se quedo
por el resto de sus días viendo lo que quería ver
hasta el invierno cuando ya no pudo arar la tierra
en su jardín y regaló su casa
su tierra todo y se internó
en un hogar a morir en un viejo chateau donde languideció
un tiempo rodeado por esos que habían perdido
el uso de cuerpo o mente y mientras yacía allí me dijo
que la pared junto a su cama se abría casi a diario
y veía lo que estaba detrás la vida eterna
que reconoció al instante cuando vio los jardines
que había hecho y los campos verdes donde estuvo
de niño y su madre entre ellos y entonces la pared
se cerraba y de nuevo estaban sobre él los últimos días del mundo
Nevada
Me pareció ser una chispa ascendiendo
El negro camino
Con mi muerte ayudándome a subir
Con mi blanco ser ayudándome a subir
Como un hermano
Creciendo
Pero esta mañana
Veo que al silencioso vínculo que amé de niño
Han llegado todos juntos en la noche
De la vieja patria
Homeland
El cielo continúa viviendo continúa
Viviendo el cielo
Con todo el alambre de púas al oeste
En sus venas
Y el sol desciende
Clavando una estaca
En el negro corazón de Andrew Jackson.
Animula
Mira alma
alma
Presencia descalza
a través de la cual la sangre cae
cual reloj de agua
y se alzan las lagrimas antes del despertar
Yo te llevaré
al fin
donde el viento se detiene
junto al río nosotros
sabemos
junto a ese mismo agua
y las noches no están separadas
recuerda.
Lark
En la hora sin amigos
sobre ella
te vuelves tú mismo
voz
negro
estrella ardiendo en el cielo frío
hablando bien de ello
mientras cae de ti
hacia arriba
Fuego
de día
sin patria
donde y a qué altura
puede empezar
yo la sombra
cantando yo
la luz
Aire
Naturalmente es de noche.
Bajo el laúd con su única cuerda
Tomo mi camino
De un sonido extraño.
Aquí el polvo, allá el polvo.
Escucho a ambos lados
Pero sigo recto.
Recuerdo las hojas juzgando
Y luego el invierno.
Recuerdo la lluvia y su amasijo de caminos
La lluvia tomando todos sus caminos
A ninguna parte
Joven como soy, viejo como soy,
Olvido el mañana, el hombre ciego.
Olvido la vida entre ventanas enterradas.
Los ojos en las cortinas
La pared
Creciendo a través de los inmortales.
Olvido el silencio
Dueño de la sonrisa
Será esto lo que he querido hacer
Caminar en la noche entre dos desiertos,
Cantando.
Antes de la inundación
Por qué me prometió
Que construiríamos un arca
Nosotros mismos
En la parte trasera de la casa
De New York Avenue
En Union City New Jersey
Bajo el canto de los tranvías
Después de la historia de Noé
A quien nadie creyó
Lo de las aguas
Que se elevarían por encima de todo
Cuando dije a mi padre
Que quería que construyéramos
Un arca propia, ahí
En el patio bajo la cocina
¿Podríamos hacerlo?
Me dijo que podríamos
Yo quiero, le dije
¿Lo haremos?
Me prometió que sí
Quise empezar enseguida
Nadie nos creería
Decía que construíamos un arca
Porque vendrían las lluvias
Y era cierto
Nadie nunca creyó
Que construiríamos un arca allí
Nadie creyó
Que las aguas vendrían.
En la noche
Como un dedo en un mundo sin manos
W.S. Merwin . (Nueva
York ,1927) Ha publicado más de una docena de volúmenes de poesía, así
como traducciones del castellano, portugués, latín y francés. Entre
estas se destacan las de los clásicos: Poema del Mío Cid y La Chanson de Roland. Su primer volumen de poesía A Mask for Janus (1952) fue seleccionado por W. H. Auden como merecedor del premio Yale Series of Younger Poets. En 1970 recibe el Pulitzer por The carrier of ladders. El año pasado recibió el National Book Award for Poetry por Migration: New and Selected Poems. Desde hace años, ha sido considerado por colegas y lectores de todo el mundo como uno de los poetas imprescindibles.
(Traducidos por Giselle Rodriguez Cid)
(Fuente: Revista Ping Pong)
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