Poemas de NATURALEZAS VIVAS
¡Qué graciosos son
los ratones de campo;
qué alegres me parecen.
El año pasado hubo uno
que se cogió un higo
de la cocina,
y se lo comió en el sillón!
No creo que haya nada
que pese más que mi cuerpo.
Mira que trabajo
descargando y cargando
furgones;
pues nada hay
que pese más que mi cuerpo.
Entiendo que la niña
en la playa,
no vio el peligro:
Vio a su padre dormido,
con la boca abierta,
y casi lo asfixia,
por llenársela de agua
con un cubito.
Tener hijos
es un rollo;
porque luego,
tendrás padres.
Jo,
si sólo pudiéramos
ser nada…
¿Acaso
cuando algo duele,
no absorbe eso
más que nada
y hace pensar
en la muerte?
Un esguince en la playa
es poco. Y aún así,
seguramente,
uno piense que se mata.
Era un vaso de cristal.
Sabía que lo podía romper.
Sabía que me podía cortar.
Lo rompí y me corté:
Era un vaso de cristal.
Uno se plantea
si existe una respuesta
que haga desaparecer
el dolor; una verdad
que sea más importante
que el dolor.
¿Qué puede pensar uno
de estar aquí? Por ejemplo:
Ese avión
que está tan lejos
y yo que salgo
a tirar a la puerta,
un vaso de agua sucia…
Es una locura
estas aquí:
Están brillando
en el cielo despejado
las estrellas y la Luna.
Y esta tarde,
a la puesta de Sol,
brillaban,
con mucha energía,
unas flores amarillas.
Me dice una chica:
¿”Cómo puedes vivir así”?
Y yo le digo:
He encendido el fuego,
he calentado agua
y me he dado una ducha.
No hay otra manera de vivir.
¿Querrá decirme algo
ese sapo en la puerta
de mi casa, así como está,
tan quieto, tan sereno,
sentado y con esos ojos
tan grandes; deslumbrado,
casi, con la luz del lápiz este
que es como una linterna y,
además mojándose?
Texto prólogo © Antonio Orihuela 2016
Poemas © Juan Gabriel Jiménez
Todos los derechos reservados
(Fuente: babab.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario