¿Oís el río?
¿Oís el río?
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¿Oís el río, Okusai? No está lejos.
Tiene el sonido ambiguo de la vida.
con la corriente, algo múltiple.
Prestá atención. Detrás del ruido
se ve el nacimiento rudo de las cosas,
eso íntimo, desesperado, casi, casi
enorme en su notoria nimiedad.
¿Oís, Okusai? ¿Ves? No necesito
que me pongas esa cara de tintorero
feliz. Dejate ir nomás, un poco.
¿O vinimos nada más que para esto?
.
De: «𝘓𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘴𝘦 𝘮𝘶𝘦𝘷𝘦» 2008)
(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)
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