viernes, 20 de septiembre de 2024

Oscar Vicente Conde (Buenos Aires, 1947)

 

GENTE BIEN VESTIDA
 
 

Me saqué los harapos
los arrojé sobre la cama distraída
abrí el placard buscando una nueva piel
sólo encontré un vacío insondable
y me pregunté
¿quién vino por la noche y me robó los sueños?
¿qué sutil ladrón se llevó mis utopías?
a él no le sirven porque son sólo mías
las heredé de mis padres
y de mis abuelos
soportaron ultrajes y olvidos
noches negras cubiertas de sangre
pero son mías
y las necesito para seguir
ellos no saben como usarlas
 
aún estoy desnudo e indeciso
quizá salga a la calle así
con mi libertad integra
qué mejor vestimenta podría llevar
para caminar por esas calles cubiertas de venganza
ellos vinieron para vengarse
y que bien que les sale la venganza por los ojos
por la boca ponzoñosa
por sus pies que nunca recorrieron las calles de los pobres
porque a ellos los pobres les dan asco
sólo los usan y que bien saben usarlos
 
si, sin lugar a dudas
prefiero salir desnudo a pesar de mis heridas
a pesar de mis lágrimas eternas
su ceguera nos les permitirá reconocer silencios que abruman
cuidado con los silencios
cuando se transformen en gritos invencibles
 
ellos sólo ven gente bien vestida
como un agravio que nace en sus lenguas de víboras sedientas
 
justo ellos
pobres indigentes que llevan harapos por dentro
que esconden el miedo que le estalla en las venas
que regalan migajas para silenciar algunas voces
¿cuándo sentaron un pobre a su mesa?
¿cuándo tendieron una mano al necesitado?
son patriarcas del miedo
de su propio miedo
 
gente bien vestida
nosotros somos gente bien vestida
por fuera y por dentro
con el paso tranquilo pero firme
con las manos limpias
 
ellos
qué decir de ellos
si dijeron todo cuando lloraron frente a su espejo inmoral
 
 
Oscar Vicente Conde

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