de “No amanece el cantor”
EL OTOÑO bajaba como una espesa baba amarilla a los recintos sumergidos del alma.¿Y cómo no entregarse así a la embestida ciega de las sombras?
CONVERGENCIA. La hoja cae sobre la hoja. La lluvia en la extensión total del llanto.
ME PARECÍA AHORA como si quedase en suspenso el amor. Y no era eso. Tan solo tú no volverías nunca.
TE HERISTE AHORA fatigosamente para no aceptar la mano que ya no se tendía. Duro despojo anónimo, tu cuerpo, en esta tarde incierta. No estaba nadie junto a ti. Entonces, no pudiste morir.
TENÍA el mar fragmentos laminares de noche. Los arrojaba al día. Para que el ave tendida de la tarde no pudiera olvidar su origen en los terribles pozos anegados del fondo.
(Fuente: Aire Nuestro)
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