𝗜𝗻 𝗟𝗼𝗰𝗼 𝗣𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗶𝘀
𝗜𝗻 𝗟𝗼𝗰𝗼 𝗣𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗶𝘀
Había algunos hombres bastante espeluznantes... uno
solía acostarse
en el piso del salón social, luego nos tienes a todos
amontonados encima de él — y una matrona
con ojos de basilisco, uniforme azul y reloj
colgante
debajo de su clavícula derecha.
Pum pum pum
sonaron sus pasos, haciendo
temblar las tejas de amianto del techo y yo
quiero esconderme o correr como un conejo
en un incendio . . .
Lo que perdimos, lo perdimos
para siempre. Un diablito
jugaba al ajedrez
con nosotros, forzaba
a levitar y flotar las piezas,
blandiendo espadas en el aire. Ahora las entiendo:
el alfil escandaloso, el caballo sigiloso,
la reina omnisciente…
pero se disuelven
entre mis dedos, rehusan
volver al tablero, a sus casillas.
(Fuente: Lab De Poesía)
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