En el comienzo
fue el objeto,
luego el ojo,
y por último
la mano.
atavío negro,
verde vagina.
El trueno
desolando las pampas,
de caramelo las espadas,
los pies hinchados
en las marchas
y las guerras,
la boca cerrada,
unos desclavados,
otros se burlan de la grasa,
una isla de simios codiciosos,
el alma sobre el fuego
e imágenes
que se olvidan
con el sol.
En el principio
del principio,
el oleaje humano,
el yermo corporal,
la locura y la tortura,
el instinto y la espuma,
la mar y el diamante,
los petrificados himnos,
los laureles y bostas,
el bobo que todo lo cree
y las montañas llanas.
En el fin,
nada no hay,
y el que nada no se ahoga.
- Inédito-
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