NO DE ESTE MUNDO
acaricio la tibieza de tus años,
como quien atreve la frágil
nervadura de un renuevo,
y me duele saber que me falta vida
para amarte, que tantas veces
he muerto que al cabo
se me fugó del pecho
el aleteo impaciente
por remontar esta tierra.
Pero te soy,
acaso por sólo el instante
cuando detienes para mí la mañana,
y por piedad pareciera
que nada acecha
bajo este cielo enlutado
por la agorera danza en picada
que corona nuestros sueños.
El mundo toca su vieja melodía negra
y nosotros la bailamos descalzos
como niños sin miedo a lo perdido,
porque la noche nos viste con su frío
y besa nuestras desnudeces.
Nosotros que no poseemos
más que el breve relámpago
de un asombro asilado en la mirada,
y esa llama que pecho adentro
nos consume de a poco y reclama lejos:
no de este mundo, no de esta piel,
no de este nombre ni de los sitios
que suponemos nuestros,
no de esta historia inventada como propia,
sino de un tiempo que no ha nacido aún
para colmar nuestras ansias de cielo.
(Fuente: Meta Poesía)
No hay comentarios:
Publicar un comentario