domingo, 19 de mayo de 2024

Diego Colomba (San Nicolás, Pcia. de Buenos Aires, 1972)

 

Sobrenatural
 

Cada uno de nosotros, subido a los techos, pide más luz. Busca más altura trepando por la antena torcida de televisión. ¡Esperamos la comunicación invisible! Libre de interferencias. No bajaremos aunque nos amenacen con una paliza. Sabemos que los escalones de madera no resisten mucho peso. De la falta de límites. Del vacío en la cornisa, que nos trae una íntima sensación de calor.
 
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Un revoltijo de impresiones
 

Se olvidan por un rato de las crías. Que suponen desvalidas. Podremos mezclarnos con gallinas y palomas. Arrancaremos los frutos prohibidos de la higuera. Comeremos como pájaros hambrientos. Cada cual podrá valerse por sí mismo. Le dirá que sí o que no, con el corazón en la boca, al silencioso Dios del gallinero.
 
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Demócrito
 

El agujero de la tapa exhala un olor pesado, de agua estancada. Dejo caer, una a una, cuidadosamente espaciadas, algunas piedras. Las que logran pasar por el ojo de la madera. Poco después, oigo el choque contra el agua. Compruebo, en lo oscuro, el último límite del hogar. Chasquidos misteriosos, golpes a pequeñas velocidades. Dicen que hay ranas. Pero, ¿por dónde entrarían? Se siente un leve rumor, como de olas en un estanque, de electrones que se mueven. Ahora busco con el ojo, recostado boca abajo. Hay grumos que van más rápidos por el aire y más lentos por el agua. Se tuercen... Es accidentado, me digo, el camino de la luz.
 
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En  "Fotones que se enamoran de electrones".
Edición: José Villa
Diseño: Patricio Bordes
Arte de tapa: Manuela Colomba

 

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