"Déjame un sitio"
Porque expongo mi disculpa para que hagas
su disección;
porque aún así es posible que resulte vanidosa
mi humildad;
porque conozco bien -cuántas veces mi alma
la padece- la tortura
de una herida en el ala, mientras se lleva cual paloma
un mensaje. Porque a tiempo,
advertí que toda mirada puede tener los pies salvajes
de un déspota,
hice caminar los de la mía, desnudos, hacia las chozas
y los pobres;
porque mi corazón desde temprano,
amontonó riquezas en nubes y madréporas;
porque mentí también, quizá por eso,
testifico la verdad.
Porque aspiré a la gloria de los sabios
y supliqué la vida de los mártires,
porque tengo -no hay duda ya-
un poco de la luz divina de los muertos;
porque nací mujer y evoco los privilegios
de mi sexo,
quizá por eso ahora, sepa escoger, hermano:
Déjame un sitio donde poner
mi cuerpo -buen amigo- cuando muera,
un nido, alguno así como el sombrero
que usan los campesinos de mi tierra.
Teresa María Rojas, incluido en Cinco poetisas cubanas (1935-1969) (Ediciones Universal, Miami, 1970, ed. de Ángel Aparicio Laurencio).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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