jueves, 12 de septiembre de 2024

Daniel Muxica (Buenos Aires, 1950 - 2009)

 

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PANCARTA AL PADRE

 

“...teme que su propia vergüenza lo sobreviva”.
Franz Kafka.
 
 
 
Querido padre: yo temía como costumbre y en parte ese miedo que te debo amén amén mi memoria supera este memo no puede discriminar minar los sentimientos de antojo sacrificio mi mano escribe le teme al tema quizás logre al menos reconocieras eras esto
 
tenías siempre la explicación correcta en recta va hacia el centro del sentido entro en lo que jamás hablé lo que jamás hablé más
querido herido yo soy totalmente inocente y no lejos cerca tuyo tu yo influye fluye desde mí hacia mí tu provocación es el temperamento
 
lo que vive no es previsible
 
la muerte sea nos previene de todo viene de nada sin pre ni para cara es la moneda el negocio del ocio
 
te fui a pedir agua no un aguacero castigo me pondré piloto en el corazón los nervios cuerpo lento corpulento obstruías el camino mi edad pequeña ante tu gesto enorme la norma la biología militar del saludo mil veces el esqueleto flaco de vergüenza enseñarme ensañarme con nuestra diferencia herencia distinta es mi tinta ahora que escribo a un muerto
 
realidad o realeza echabas tachabas mis palabras “venirme a contar a mi tus problemas” tus emblemas menudo nudo dudo en pedir ir hacia tí con tantos insultos sueltos en el aire en la cabeza retumbando recordando lo que ahora es tumba
 
los huesos ya no pueden irse de ese lugar tampoco vivo podrías moverlos de la imagen gente niños hijos alrededor y tu fumando tabaco cobrando succiones al aire saboreadas entre retos tos tosco pater terco imponías las leyes con el soslayo de una mirada tan fría como mía
“eres un gran cerdo” los chanchos pido gancho no me tocas amenazas amén ese todo que eres para seres como yo la mancha sin embargo no es fin tu mano en mi lomo descomprimiendo la incompresión prestame cielo donde amarte sin condena cadena filial leal amenaza a cualquiera y esto ya me incluía en el juego
 
destramar entonces mis escritos ritos del Seder ceder a los labios la Bar-Mitzvá va sale el reproche noche es la distancia que nos separa parado detenido tu ventrículo tu vientre no religioso
 
créeme heme así no era más que un modo inútil sutil culpa que pide pruebas de amor al señor que nunca parió nada y con oraciones lo han atenuado un poco
 
evitar “¿cómo está papá ?” reclamar compasión porción de saludo compás de espera la ridiculez burlar birlar un segundo al odio decirte al oído ahora lleno de tierra la conversación amable que soñé para tu insomnio
 
estarás siempre abiertos los ojos
 
¿qué haremos para pasar sin peligro cada dolor nacido de tu misión en mí ? inválido encajonado descojonado ya mi invariable palidez avidez escrita es sólo hablar hacia adentro lo posible que temí lo imposible que te
 
voy a desabrochar tus tiradores para que descanses tan horizontal como para la muerte sea tolerable
 
mendigo digo es mi agradecimiento un hijo seco.
 
 
(Fuente: Meta Poesía)

 

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