Nieve
La habitación cobró sustancia de repente cuando del otro lado del ventanal se acumuló la nieve y las rosas rosadas, silenciosamente colaterales e incompatibles: el mundo es más súbito de lo que creemos. El mundo está más loco y es más mundo de lo que creemos, plural e incorregible. Pelo y separo en gajos una mandarina, escupo las semillas y me embriago con la diversidad de lo que existe. Y el fuego que crepita y hace sonar un mundo burbujeante es más rencoroso y alegre de lo que uno creería– en la lengua en los ojos las orejas en las palmas de la mano– hay más que vidrio entre la nieve y las enormes rosas.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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