lunes, 7 de marzo de 2022

Alberto Pipino (Argentina, 1942)

 


 

Alberto Pipino


















Riverside Drive

                                             A Cándida Feliz 

Separado del Río de la Plata, del retorno,  
oye el runrun de un avión 
que va al sur,

desde lo alto del Washington Bridge
desafía a la prudencia, sin asco 
despioja el pasado, 

en su sobrevuelo el gorrión parte 
ave y otra individuo cruza 
a una candela

bella mujer con alas de vino y psiquis
perdida en la  esquina de 151
y Broadway

y la goza como si se diera baños 
de tierra, destilando aceite 
afrodisíaco

entre palabras sueltas, aroma a hierba, 
briznas de tinta,
en el vacío

su plumaje cambia de un zigzag oscuro 
a una grave ternura, su pecho 
prieto es un alcaucil 

de sombra deshojado de añoranzas y 
despistes, de voces que chillan 
igual a lata raspada, 

ávido busca bichos y restos de fruta en  
aceras, callejones y patios de 
Hamilton Heights,

ah, Riverside Drive, no solo ampara 
a la corriente natural para calmar 
la sed, también es

abismo para cobijar lo que queda de uno, 
poner el pico bajo el ala, 
reinventarse 

único en país ajeno, es decir insistir 
en volar para no morir,
ahora 

goza del aire viciado, imita el silencio,  
la noche helada le abraza
hasta el fondo,

feliz confunde el cielo con el Hudson 
y a una estrella fugaz con una 
anguila de cristal. 
 
 


Meneo fúnebre

                                       A Dora María Téllez

Una vivandera con la noche de trofeo 
baila, sacude el delantal naranja 
con jactancia, silban las
corolas desnudas

entre las ondas de la melena, el rocío
de caña le brota de la piel y
bajo la saya la aurora
se despereza,

han vuelto los tiburones a las aguas 
del Xolotlán y los nacatamales
están con la carne viva,
máscaras de ave 

carroñera golpean a la presa al son 
de tambores, flautas, pitos
y trompetas, aletea
la pesadilla,

los dientes de la marimba rechinan 
cuando el aire cruza las 
teclas de hueso,
un viejo 

retintín la rechaza del carnaval, agria 
la leche y la miel, la separa
hasta una bocacalle en
Manhattan

donde emblema de vivaz quimera 
cabalga en pelo por la pérdida
y el abismo, entre aroma 
a sudor y ron 


se tuerce y eriza cerca del asombro 
y las monedas que curiosos 
dejan a los pies del duelo 
por el zopilote.



Alberto Pipino, argentino (1942), periodista. En 1976, durante la dictadura militar de Rafael Videla se exilió en Estados Unidos y Nicaragua. En 1984 publicó Espeso país, en el prólogo Juan Gelman destacó que “Alberto Pipino transitó los caminos del dolor, de la derrota, de la furia. Por eso sus palabras son de piedra. Y tienen la belleza de la piedra.” Con la democracia regresó al país. Atraído por bucear en la diversidad que caracterizó a las organizaciones políticas de los setenta y a sus diversos modos de relacionarse con la violencia política, coordinó en Buenos Aires entre 1990 y 1991 Utopías del Sur, publicación dedicada a difundir el pensamiento y creación desde una izquierda crítica. También comprobó que Argentina y él habían crecido, ya no eran los mismos. Desde hace 15 años vive en Estados Unidos. Riverside Drive, etcétera es su último libro. (Nota bio-bibliográfica del autor)
 
 
(Fuente: Alpialdelapalabra)

 

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