lunes, 7 de marzo de 2022

Ito Naga (Francia, 1957)

 

JE SAIS/YO SÉ

 

 

Sé que se puede tener una impresión equivocada de una persona: pensar, por ejemplo, que está distante cuando está distraída, que es desconfiada cuando, en realidad, está avergonzada.

Sé que ella tenía miedo de los viajes que hacíamos juntos, y nosotros pensábamos que no le gustaba estar con nosotros.

Sé que todo maduró en ella, incluso el resplandor desafiante que brillaba en sus ojos cuando tenía siete años.

Sé que confunde el desdén con la ironía.

Sé que la ironía es una actitud de adultos, que se necesita tiempo para que un niño la entienda; si en la escuela un compañero dice «¡Claro que no, no te presto mi pluma!», eso de ninguna manera significa: «¡Adelante, tómala!».

Sé que un buen signo de ironía es no saber que se trata de ironía.

Sé que el inglés que me invitó a las carreras de caballos dijo: You might hate me in a few years!

Sé que ser perturbado por una palabra es menos una señal de debilidad que de una imaginación fértil.

Sé que con un poco de distancia, cualquier palabra adquiere una belleza sorprendente. Cualquier – palabra – adquiere – una – belleza – sorprendente.

Sé que es posible imaginar con precisión al insecto que se desliza sobre el agua en la punta de sus patas sin siquiera conocer su nombre.

Sé que resulta increíble que Gaspar Hauser haya llamado «caballo» al primer ganso que vio. Sin embargo, es lo que hacemos nosotros cada vez que erramos el nombre de una flor o de un árbol.

Sé que el lenguaje sirve, sobre todo, para hacerse una imagen del interlocutor y, adicionalmente, para expresar ideas.

Sé que al exagerar las cosas que decimos, exageramos también el sentido de las palabras de los otros y, así, la trampa se cierra.

Sé que podemos decir cosas horribles con tanta facilidad que sentimos miedo de nosotros mismos.

Sé que incluso si ya no ponemos atención a esto, algo en nosotros recuerda.

Sé que cuando él dice: «Este equipo de fútbol tiene más experiencia en los grandes encuentros», él habla como un periódico.

Sé que a menudo tomamos prestadas las palabras de los otros.

Sé que el mundo es como un inmenso eco, que las palabras se repiten al infinito como un juego de espejos en un palacio persa.

Sé que no soy el único que dice «el descenso es más difícil que la subida».

Sé que al invertir el orden de las palabras, la lengua inglesa las vuelve más evocadoras que el francés: por ejemplo, atmospheric café.

Sé que es extraño que, en una frase, el lugar de las palabras sea tan importante.

Sé que para explicar esto que digo, en un manual se citó como ejemplo: «llevo sopa a mi padre que está enfermo en una pequeña olla».

Sé que la dificultad de expresarse consiste, sobre todo, en encontrar un ángulo de ataque.

Sé que «el futuro es nuestro» no significa «tenemos futuro».

Sé que «seno» evoca otra cosa que «pecho».

Sé que es más fácil encontrar el principio de las frases que su final, como si uno se atascara al escucharse hablar.

Sé que basta decir «¡vamos a lo esencial!» para perdernos en detalles.

Sé, al escuchar su explicación, que él no sabe exactamente qué significa «astigmático», pero que está buscando salir del embrollo.

Sé que los científicos titubean para decir «no sé».

Sé que se les reprocha su falta de humildad si no lo dicen, su ignorancia si lo dicen.

Sé que los científicos no son los únicos en vacilar.

Sé que si escribo un texto breve, se dirá que es ligero; si escribo un texto largo, que narro mi vida; si reacciono, que carezco de autocontrol; si no reacciono, que me falta combatividad.

Sé que, al final, con aquellos que no te quieren las cosas son bastante simples.

Sé que me prometo, cada vez, no ser perturbado. En vano.

Sé que con las personas que no queremos, ni siquiera nos gusta el aire que les rodea.

Sé que lo contrario es cierto también: amamos hasta el aire que rodea a aquellos que queremos.

Sé que el aire une a los seres humanos al bajar por sus pulmones, unos después de otros.

Sé que él tiene sobre mí la misma autoridad que alguien más tiene sobre él y así sucesivamente, como una gran tela aglutinando la sociedad.

Sé que sentado en un rincón con el ceño fruncido, él espera la primera oportunidad para ser desagradable.

Sé que esta tarde tenía respuestas y estaba listo para discutir con alguien, pero no encontré a nadie. ¡Qué pena!

Primeras meditaciones: Je sais [1-40]

Segundas meditaciones: Je sais [41-80]


 

 

ITO NAGA. Astrofísico francés nacido en 1957. Ha publicado Je sais e Iro mo ka mo, la couleur et le parfum bajo el sello editorial Cheyne Éditeur. Ito Naga es su seudónimo.

 

Traducción del francés original por Daniela Camacho, del libro Je sais, Cheyne éditeur, séptima edición, 2013.


Fuente: https://liberoamericam
ag.com/2017/10/04/iii-je-saisyo-se-ito-naga/?fbclid=IwAR2LIte73c2QpDgSk2F8w_VbgCXQ-l1l_SfbuuQsCsSzQSZL3Q1impO54ZE

 

(Fuente: Sol negro)

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