Señor, tenme piedad, bajo el escombro
Señor, tenme piedad, bajo el escombro
desta noche de púas y venenos.
Relampaguea, mírame en qué cienos
pudro la voz con que al azul te nombro.
Haz que vaya otra vez hombro con hombro
con la alegre verdad que hiciste llenos
mis ojos peces de amargados senos
que miran sin belleza y sin asombro.
Una callada tempestad asoma
y se lleva la sombra. Una paloma
vuela sobre las brújulas destruidas.
Se ve el retoño entre mi pecho fuerte,
y un ángel con las alas compungidas
se interpuso entre mí y aquella muerte.
Relampaguea, mírame en qué cienos
pudro la voz con que al azul te nombro.
Haz que vaya otra vez hombro con hombro
con la alegre verdad que hiciste llenos
mis ojos peces de amargados senos
que miran sin belleza y sin asombro.
Una callada tempestad asoma
y se lleva la sombra. Una paloma
vuela sobre las brújulas destruidas.
Se ve el retoño entre mi pecho fuerte,
y un ángel con las alas compungidas
se interpuso entre mí y aquella muerte.
En: Sonetos lamentables y nocturnos, Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1994
Envío de Jonio González
Foto: The World News
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)
No hay comentarios:
Publicar un comentario