Billie Jean
Parecía, quizás, una modelo, o una estrella de cine: yo le dije, Está bien, pero ¿qué querés decir con eso de que yo soy tu príncipe azul, el elegido para bailar con vos esta canción? Dijo que se llamaba Billie Jean, causando un gran revuelo, y todas las miradas se clavaron en ella, con ojos que soñaban con que los eligieran para bailar con ella una canción. La gente siempre me decía: ojo, andate con cuidado no vayas por ahí rompiendo corazones. Y mi mamá me aconsejaba siempre: ojito a quién amás, y ojo con lo que hacés, que la mentira tiene patas cortas. Billie Jean no es mi amante, es una pobre chica que anda diciendo por ahí que yo soy su príncipe azul: pero el bebé no es mío. Cuarenta días y cuarenta noches la ley estuvo firme de su lado, ¿y quién resistiría, si lo llevara a juicio una mujer, sus tácticas y planes, sólo porque bailó una canción con ella? Así que, por favor, acepten mi consejo, antes de actuar piénsenselo dos veces: piénsenlo bien dos veces. Le dijo al pobre chico que habíamos estado bailando hasta las tres de la mañana Y luego me miró, y me mostró una foto; él se puso a llorar, porque sus ojos eran muy parecidos a los míos. La gente siempre me decía: ojo, andate con cuidado, no vayas por ahí rompiendo corazones. Se paró junto a mí, y sentí el olor dulzón de su perfume. Todo pasó muy rápido y me llevó a su cuarto. Billie Jean no es mi amante, es una pobre chica que anda diciendo por ahí que yo soy su príncipe azul: pero el bebé no es mío.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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