jueves, 19 de septiembre de 2024

Abigael Bohórquez (México, 1936 - 1995)

 

Un colibrí de amor entre los dientes


Inauguramos la serie de poesía homoerótica,  Un colibrí de amor entre los dientes, con un texto de Abigael Bohórquez (1936), quizá el último poeta de culto de México.  El poema, “Primera ceremonia”, pertenece al libro Digo lo que amo, publicado en 1976 y que constituye, quizá, la cima lírica de este autor. Esta serie, por otra parte, abre la reflexión en torno a dos conceptos: sensibilidad y género.

 

 

 

 

Primera Ceremonia

 

primaverizo yaces,

deleital y ternúrico,

y nadie es como tú, cervatillo matutinal,

silvestrecito y leve.

aparentas dormir

y una sonrisa esplende en tus pupilas;

quedo sin mí.

Tú veranideces

cuando mis manos desdoblan su pobreza

y tocan tus cabellos dóciles, como el agua

y me tiendo a tu lado.

Desnudo te descubres; desnudo estoy allí;

suspenso, trémulo,

desamparado como la noche del misérrimo;

ayuno y mórbido:

qué puedo hacer, enceguecido y mudo,

atado de estupor,

¿maravillado?

mantienes tu mirada fresca y feroz,

sedienta de antemano;

resplandeciendo en la devoradora oscuridad: tu sexo,

húmedo, cálidamente eléctrico, madero victorioso,

con el recuerdo herido todavía

de la primera masturbación y el receloso orgasmo, y tus labios suntuosos

temblando un hálito que ya no necesita

el niño que eras,

y tu cuello miro que pulsa las cuerdas

del corazón, no sé si el tuyo, el mío,

y ninguna palabra pronunciamos,

ninguno a mi favor;

no hay gracia para mí.

Deja que diga no tu pecho núbil,

duro lugar de la salud,

marejada que nadie detendrá,

retén su amor, su odio;

tu modo de ser tú casi me lame,

calor de perro, ojos de ganso, hermano de caballos;

me viene encima tu sazón,

la rotación novicia de tu ombligo,

tu almíbar de estar hecho

veloz, inmóvil, lento, prensil, inapresable;

tiendo una mano: existes;

tus muslos, golpe a golpe, se separan,

se encuentran, se encajan, se unifican,

se hace una brecha ardiente en el revuelo

de la sábana;

no hay piedad para mí.

Tus dientes caen, degüellan,

rindo el sentido.

Tómame,

deshónrate, sométeme, contrístate, obedéceme,

enloquece, avergüénzate, desúnete, arrodíllate,

violéntame, vuelve otra vez, apártate, regresa,

miserable, amor mío, lagarto, imbécil, maravilla,

precipítate, aúlla.

De pronto, tú, el relámpago,

abierto, florecido, restallante,

arriba, abajo, encima, ¿dónde?

hiendes la oscuridad,

y adentro:

 

llueves.

 

 

(Fuente: Círculo de Poesía.com)

 

 

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