EL DESEO SEXUAL DE LAS ESTATUAS
1
El deseo sexual de las estatuas
es un misterio duradero
una entelequia de los escultores
pero está ahí, latente
en las abolladuras de su piel
en su mirada firme
al hombre que la mira.
El poeta y la estatua
cuando nadie los ve
procrean versos.
2
Las ciudades están llenas
de estatuas reprimidas
monumentos que esconden
o falsean su sexualidad.
Esta ciudad, cualquier ciudad, aquella
llenas de fraude blanco,
de figuras inmóviles
con mal disimuladas intenciones.
Atención, transeúntes.
Mirad a las estatuas de reojo.
Evitad que se inmiscuyan
en sus conversaciones.
El deseo sexual de las estatuas
lo atraviesa todo, lo contamina todo,
corrompe el aire depurado
por los árboles, tan extrovertidos ellos,
y por nosotros, tan inútiles.
Atención, transeúntes.
Exigid que las estatuas tengan
menos metros de arrogancia impune.
Solo mirando a los ojos
de esos cuerpos de piedra,
solo mirándolas de frente, y fijo,
estaremos a salvo de nuestras perversiones.
El deseo sexual de las estatuas
Huerga & Fierro editores
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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