LAS MANOS
Las manos
de escombrera en escombrera desdibujan su senectud
en un charco de plástico. Se miran
en los espejos.
El tiempo se les ha vuelto mole, la sangre
es diagnóstico en el quicio de un reloj,
inodora,
incolora,
maqueta de ruina.
Dos voluntades añejas juegan a la piel y eligen
el hueco. Una cava,
la otra se deja vencer;
una miente y la otra cae en un eco de lombriz
por donde van trascurriendo propósitos,
por donde todo lo levantado anega sus pies
y se tumba.
Las manos
son dos conjuntos tóxicos en distinta posición con una
misma maternidad
y un mismo hombre
atado en sirenas.
Qué haremos con las atávicas vías,
dónde vamos a yacer tanto reflujo animal,
quién reconstruirá los templos.
Las manos
han dejado de llamarse a si mismas extremidades, saben
decir adiós
sin apenas
máquinas.
Despedidas de los túneles, hieráticos, tiñen la grama
con el arte de manipular
se santiguan:
muñeca a uña, es endógeno
sobrevivir
la invalidez de esta presencia.
En RIP (Rest in Plastic)
Ril editores-Ærea | Carménère
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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