viernes, 25 de junio de 2021

Antonio Orihuela (España, 1962)

 

 

RÉPLICA DE LA CUEVA DE ALTAMIRA EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL DE MADRID





 

En Altamira empezó la eternidad

cuando alguien pintó en sus paredes

los bisontes que había visto

y retenido en su mente.

 

Ahora los bisontes de Altamira

son más reales para nosotros

que ningún bisonte vivo,

porque el bisonte inventado

no se separa ni un milímetro

del bisonte de tu imaginación.

 

Los bisontes de Altmira

no reproducen bisontes,

sino que nos hacen ver bisontes

que solo existen como formas

que el pensamiento descubre a la vista,

paisaje interior donde lo escondido

es el mismo escondite

gracias a la mágica linterna de una mente

creadora de objetos, fragmentos de identidad,

visiones, sensaciones, reflexiones,

formas que moldean la realidad desde lo visible

y lo invisible.

 

Hay otro lugar donde vivir,

hermoso, bello y feliz,

lugar donde la miseria

y el sinsentido del mundo

son redimidos por la belleza,

el consuelo y la utopía,

pero como no tiene cabida en este,

lo llamamos arte, revolución, amor, poesía.

 

No nos queda

sino seguir excavando nuevas salidas al laberinto,

aunque sabemos, en nuestro desconsuelo,

que todas las salidas terminan en nosotros mismos

y por eso no parecen tales,

y seguimos pintando bisontes en Altamira.

 



En  Campo Unificado. Ed. Olifante, 2019
 
 
(Fuente: Voces del extremo)

 

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