VAN GOGH
Tu duro, huesudo rostro. Tus ojos verdes.
Una ola de silencio por donde pasaste.
Los brazos de la vida alrededor de tu cuerpo desnudo,
La cara de la vida junto a la tuya.
Pasaste hambre con los muertos de hambre;
Tu mano descansó sobre las cabezas calientes de los enfermos.
Los planetas de tus ojos brillaron en los callejones más
negros del alma.
¿Quién acarició tú cabeza caliente?
¿Quién calmó la tormenta en tú corazón?
¿Quién pasó hambre con vos?
Nadie...
(Una prostituta, tal vez.)
Tu alma -un toque de fuego batiendo y parpadeando en
una tormenta.
Tu corazón - un amplio mar inquieto.
Adorador del sol, buscador-del-sol encontrando tu camino
a través de una niebla de sangre.
Nosotros recordamos:
Tus ardientes brazadas de girasoles, girasoles.
Tus peculiares rostros contra el espacio azul-profundo
y la nebulosa blanca.
Tu puño salvajemente apretado, con el color chorreando
entre tus dedos,
El suelo agitándose en el esfuerzo,
Los árboles retorciéndose en una nostalgia salvaje por el
sol.
Nubes negras envolviendo espirales de fuego.
Finalmente en tu cerebro un sol: en llamas, incontenible
e x p l o t a n d o.
FUENTE
William Jay Smith & Leif Sjöberg. The Forest of Child-
hood. Poems from Sweden. New Rivers Press, 1996.
(Fuente: Idiomas olvidados)
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