Île Saint-Louis
Desde el balcón
el Pont de la Tournelle
Una muchacha se detiene y mira
Fluye el Sena
Desgarrado un instante por la isla
corre al encuentro de sus mismas aguas
Aguas de musgo verde
verdes aguas
con el verdor
de miles de veranos
La muchacha se aleja
se extravía
se pierde de mis ojos
para siempre
Arde la misma rosa en cada rosa
El agua es simultánea y sucesiva
El futuro ha pasado
El tiempo nace
de alguna eternidad que se deshiela
***
La historia cuenta que Apollinaire debía cruzar el Puente Mirabeau para ir a ver a su amante, la pintora Marie Laurencin. El puente conecta los distritos XV y XVI de París, uniendo las dos riberas del Sena.
El puente de José Emilio Pacheco es distinto: es el Pont de la Tournelle, el cual une la pequeña isla de Saint Louis, adyacente a la mayor Île de la Cité, (ésta última alberga la Catedral de Notre Dame y es el origen histórico de la Ciudad de París), y que hacen que las aguas del Sena se bifurquen.
Pero el río de Apollinaire y el de Pacheco son el mismo: el Sena; en ambos poemas la muchacha, levantada por la mirada, es el motivo para ver pasar las aguas del río bajo el puente y cantar los mismos versos: el paso del tiempo, la brevedad del amor y de la vida. En ambos poemas el río es agua que pasa, pero el hermoso remate de Pacheco muestra la evolución histórica de la imagen poética entre los dos autores: “el futuro ha pasado/ el tiempo nace/ de alguna eternidad que se deshiela”.
No es posible que la fuente de “Île Saint Louis” de Pacheco no sea la lectura y la traducción de “Le Pont Mirabeau”. Pacheco lee y traduce. Pacheco traduce, crea su aproximación y escribe su poema. Va de la lectura del original en francés, a la traducción al español, a la creación de un poema cuyo origen deben ser sin duda el aliento que le deja “Le Pont Mirabeau”.
(Fuente: Círculo de poesía)
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