HUÉSPED DE LA NOCHE
Regresa cada tanto para dejar su sombra.
La pone allí, febril y enorme.
Y ella, huérfana de cuerpo,
ejerce su poder.
Se transforma,
Se cuelga en la pared
la mirada fija y
cruel,
como un retrato.
Nadie delante, tampoco detrás.
Liviano el peso
oculto el aire
escondidos las palabras y los gestos.
A contraluz
con la vida de perfil
y cada vez más cerca de su casa.
(Fuente: La parada poética)
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