3 poemas de PENÍNSULA AMARTIA
La hoja de otoño que agrega
un signo a la forma del azar:Parece no caer.
Su verbo no pesa.
No hay en su alud
un sustantivo para asirla de la cadera.
Tempano aéreo, núbil sílaba
sólo alcanzada por un relámpago
que libera el diamante de la pavesa.
Expectantes tres puntos:
Péñola la atarraya que atraviesa la lumbrera.
Amortaja, sí,
la risa ante el escombro porque la lengua de fuego sigue en la penumbra tu rastro.
No te muevas,
de ser posible cierra los ojos y
estréchate contra el silencio hasta que en mineral molido
el nervio de tu epidermis se adormezca.
Amortaja, sí,
los motivos de la desesperación que te mueven a pensar en la fuga (que siempre es retorno)
anticipada por el único ojo del cazador de arañas.
No hables,
no pulses el hilo de sus redes
y guárdate de las confesiones de amor que exhiben en el muro azul
donde penden las orejas de los ejecutados.
Amortaja, sí,
el cuerpo de la segunda sombra en la evanescente melodía
que en los finos hilos se devana.
No abras los ojos,
de entre las cenizas que ha dejado el fuego una parvada de luz asciende
y desgarra la última risa
que desploma los hermosos monolitos de todas las eras.
Amortaja, sí,
tu ciudad deshabitada, tus esfinges y rascacielos, con la fina tela de polvo
que aniquila imperios, poemas y nombres.
Hamartia
Si me dejaras ser,
abriría la luz y pondría en tus manos
los ojos de las sombras para que te observes
como te observan los arcanos:
pequeño y fugaz espectáculo del polvo.
Israel Rojas. Península Hamartia
Editorial: El viaje y el camino. 2021
(Fuente: Voces del extremo)
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