Y regresaremos con usted en un momento
Para Xitlalitl Rodríguez Mendoza
Es el teléfono lo que suena a todas horas. Son voces automatizadas
las que te ordenan que marques un número para luego tener que marcar otro número
para luego escuchar la música de espera, para luego marcar otro número, para luego
marcar otro número y que la grabación siga llevándote hacia una suerte de trance
como cuando estás sentado frente a tu terapeuta. Haga una inhalación
profunda por la nariz. Muy bien, sostenga el aire en sus pulmones.
Ahora exhale, deje salir el aire por la boca. Sea consciente de cómo con cada respiración
usted se va sintiendo más sereno y descansado. Usted puede sentir cómo su cuerpo
se va volviendo cada vez más pesado. Usted puede sentir cómo
su cuerpo cae, cada vez más y más pesado: abandonado. Entonces, cuando finalmente
después del laberinto de opciones numéricas y musiquitas para hacerte
compañía y que no sientas cómo es que el tiempo pasa, sólo entonces
una voz, que definitivamente no es humana, te dice: gracias por esperar,
te atiende __________ (ruido blanco), ¿cómo estás el día de hoy?
y tú quieres decirle que estás hasta la madre de tantas y tantas cosas
que cómo puede hacerte esa pregunta justo hoy
justo en este país
pero en lugar de eso
abres un libro de Charles Simic
y comienzas
a leerle en voz alta:
Use el cojín del asiento.
…
Recorrer una ciudad para amarla.
Tal vez de eso podría tratarse todo.
Lo digo porque tu cuerpo es una ciudad.
Lo digo porque tu yo no físico es también una ciudad.
Lo digo porque los sueños a veces son ciudades
y uno sale del sueño como quien sale de una conversación
o de un cuerpo
y no puede volver a casa
porque la casa es entonces el sueño
y la ciudad un cuerpo.
Lo digo porque a veces tus palabras
andenes / plazas / puentes
hoteles donde pasamos la noche y despertamos
en otras ciudades
en otros cuerpos.
Lo digo porque somos estos cuerpos
que son esos otros que somos.
Lo digo porque a veces
toda ciudad y todo sueño.
Lo digo porque quiero recorrer todos los sitios
donde alguna vez
alguien cruzó una calle o miró un semáforo
y se detuvo un instante.
Lo digo porque quiero trazar algunos mapas
y decir: en esta esquina, a la derecha
y saber que ahí está algo del presente
que construimos.
Lo digo porque tengo recuerdos
que son sueños y ciudades
y fotografías de cosas que nunca ocurrieron
pero sí. Como si el futuro fuera una ciudad
invisible que invocamos al tocarnos.
Lo digo como si el futuro fuera una ciudad
que se recorre si proferimos las palabras indicadas.
Tal vez de eso podría tratarse todo.
Invocar sueños o ciudades
para amarlas en futuros invisibles.
Para deletrearlas como quien avanza por calles
y avenidas.
Como quien frente al tráfico hace un alto
y decide tomar una ruta alterna.
Y la ruta alterna es un siempre recorrer más.
(Fuente: La Parada poética)
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