Belleza
Te
lo estoy diciendo, esta era la cosa real, la misma que ellos
echaron a patadas de la Estética, le dijeron que
no existía.
O
sí, inocente criatura, indefinible, inefable, y tantas otras cosas.
Me gusta tu delantal negro, tu nuevo peinado
de muchacha china. También
me gusta dormir la siesta,
el vino bien enfriado, la reyerta entre
filósofos.
Qué alegría, que felicidad nos
das cada vez que estirás tu cuerpo
sobre el mostrador para
agarrar nuestro dinero, así podemos atrapar
el aroma
de tu aliento. Has estado
comiendo galletas con sésamo y salame con ajo,
divina criatura.
Cuando escuché al viejo Plotino
decir algo acerca de que “cada alma
deseaba poseerte”, le
respondí con una mirada obscena y me fui corriendo
a casa para desenvolver y besar el rosado
jamón que cortaste para mí con
tus propias manos.
(Fuente: Al pial de la palabra)
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