miércoles, 11 de noviembre de 2020

Aarón Fishborne (México, 1985)

 

 

La ensoñación de El Libro como discurso en el jardín donde los árboles no miran dentro de las casas 

 


Acepta que levantarse de la cama
no garantiza que hoy vaya a ser Diferente.
Pero baja los pies del lado opuesto.
Toca el piso y no usa las pantuflas doradas.
No camina de puntitas (siente el frío del suelo como vidrio de agua helada).

No es necesario hoy mirarse a los ojos: tiene claro
que (lo que) verá
(aún es) lo mismo.

Apenas puede dibujar en su rostro un gesto de simpatía
por esa clase de cosas que hacen sea alguien impredecible.
—Nada garantiza que algo sea esta noche, al volver a cama, diferente—
sin embargo hay que intentarlo, le dice azuzoombra.

Cuántas veces no ha salido ya desnudo a manejar
un patín del diablo para evitar el amontonamiento de autos
sobre el asfalto. Cuántas veces cambiado de nombre ha, para evitar
alguien lo llame con un Prefijo Existencial.

Y rotos todos los vasos y platos de la casa
en qué trasto va comer hoy el perro (?) Qué ventana mirará hacia el bosque
esta noche (¡!)
Solo maneja su papalote reciclado
(a toda velocidad) para llegar en Tiempo al trabajo
y dar nueva forma a la Nube que lloverá sobre el jardín
de tantas mentes esta tarde. Sobre tantos mancos
que mirarán al Enemigo para evitar cruzar sus ojos.
Tanta lluvia dorada y fría. Tanto amor llenando el libro
blanco del cielo con agua sucia.
                 Cuánta miseria, cuánta grafía enferma de niebla.
Y sin embargo
entra a El Libro, cierra la puerta
regresa a la cama                                  (abre la ventana)
y sueña que alguien camina
sobre las manos hasta llegar a su boca
y ronca: cuenta la historia del sueño en un idioma extraño y Oscuro.
 
 
 
 

en El retorno de los Vagans (2013), incluido en Astronave. Panorámica de poesía mexicana (1985-1993)  (Ediciones de Punto de partida, México, 2013, comp. de Gerardo Grande  y Manuel de J. Jiménez).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

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