Las mañanas pasan claras
Las
mañanas pasan claras
y desiertas. De igual modo tus ojos
se abrían hace tiempo. La mañana
transcurría lenta, era un remolino
de luz inmóvil. Callaba.
Tú callabas, viva; las cosas
vivían bajo tus ojos
(ni pena, ni fiebre, ni sombra)
como un mar matinal, claro.
Donde tú estás, luz, está la mañana.
Eras la vida y las cosas.
En ti respirábamos, despiertos
bajo el cielo que aún hay en nosotros.
Ni pena, ni fiebre, entonces,
ni esta sombra pesada del día
lleno de gente y distinto.
¡Oh luz, claridad lejana,
respiración cansada, dirige hacia nosotros
los ojos inmóviles y claros!
Es oscura la mañana que pasa
sin la luz de tus ojos.
y desiertas. De igual modo tus ojos
se abrían hace tiempo. La mañana
transcurría lenta, era un remolino
de luz inmóvil. Callaba.
Tú callabas, viva; las cosas
vivían bajo tus ojos
(ni pena, ni fiebre, ni sombra)
como un mar matinal, claro.
Donde tú estás, luz, está la mañana.
Eras la vida y las cosas.
En ti respirábamos, despiertos
bajo el cielo que aún hay en nosotros.
Ni pena, ni fiebre, entonces,
ni esta sombra pesada del día
lleno de gente y distinto.
¡Oh luz, claridad lejana,
respiración cansada, dirige hacia nosotros
los ojos inmóviles y claros!
Es oscura la mañana que pasa
sin la luz de tus ojos.
en Gente desarraigada y otros poemas, 2010
(Fuente: Descontexto)
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