LOWELL
Es
en forma de nube como el mundo empieza. Tiene ojos, nariz y pelo de
mandril desesperado. En la habitación, la monotonía es el filo de una
navaja moldeándote el muslo
Esta
mañana te he visto en un escenario blanco, lleno de cuervos espesos que
vigilan bajo sus negras pelucas lo que aloja tu pena
Parecen
sillas esos cuervos al pie de los cortados amaneceres que ofrecen
Cristos gigantes entre sandías. Quemante y cegador es el tiempo entre
enfermos
Miedo
es lo que sientes, y lo que te lleva a no poder descansar ni entre los
diarios industriales que hablan de camaradas policiales azulando la
vida, o de reformas gubernamentales hechas por el Papa y los nuevos
letreros publicitarios que ladran como una madre piadosa
Dices,
sabes que dices, que tres veces al día el abismo alza su cabeza en
forma de lo amado. Una mujer, un hombre, nuestros hijos que se engendran
a sí mismos arden en la máquina voladora de la mente
Cal:
te sorprendería saber que una plegaria es un corazón oscuro lleno de
vergüenzas iluminadas. Cal: te sorprendería saber que una rosa en la
mesa es un corazón artificial que se desplaza hacia la memoria que
parece inabarcable en toda la grandeza de su infierno
Blanco será el retrato de su pudrición
Por
el paseo marítimo, en un patio de hierro como Nueva York, soñé que te
morías a golpes de hacha saliendo de un bar donde la felicidad fue
flotar peligrosamente sobre botellas
Pasajeros
charlatanes con las manos en sus bolsillos rumiaban la luz hermosa de
los despropósitos. La vida se excitaba en los bordes de tu cadáver
multiplicándose como una docena de conchas rotas
Eres
el retrato blanco de la pudrición, Cal. Un pequeño macaco japonés, con
la cara inexpresiva y domesticada, que vuelve hacia el hielo
balanceándose entre ramas
imaginarias
~
PLATH
Evito mirar, entre las nubes, el paso de la luna como vaca fúnebre
La luna es el hielo mismo concentrando alientos en su costilla rota pero castísima
Así aprendo que el amor exige calma. Y un centenar de hábitos paralizados en su bolo impostor
Así
odio las casas uniformadas donde los focos calculan el reflejo de lo
familiar y la oscuridad de las mentiras encogidas como el revólver de un
asesino
Recostada, entre la realidad y el sueño
Prefiero ajarme debajo de las sábanas viendo el contorno de un buitre sobre un prado cubierto de cenizas
Isla
de cal, es cada uno de nosotros, hasta que el mundo empieza una vez más
deslizándose por debajo de los ojos hasta subir a la cabeza rompiéndose
en un árbol de palabras. Cociendo los huevos del tiempo hacia la
pesadilla
O sea: los ojos abriéndose rojos hacia un árbol de palabras en el viento del sur. Iris haciéndose añicos pero sin lágrimas
Pero en mi caso hay lágrimas
La
loca soy yo, y no puedo pensar ni escribir cuando la loca aparece. El
hielo es una sugerencia del estado del cielo. Entonces dios no existe
Dios
no puede existir porque la vida es un cosmético desangrándose a grandes
pasos por las ciudades que sudan kilómetros de hielo negro
Late la tristeza en forma de espejo: ese sí blanquísimo y reflejándome en la nada envuelta en sí misma
Mi tristeza está surcada con las lentas granizadas de un espejo
Y
no me arrepiento de esta boca llenada con pastillas ovales, ni de la
desaparición por el túnel de un suicidio que fue –aunque truncado- un
abrazo de luz, ni de las mujeres que piden matrimonios, en un sarcófago
martillado por luciérnagas, a los aborrecedores de mujeres
Ni de ese viaje hacia el futuro, de color amarillo bilioso, que hizo de las letras bucles monumentales como alambres de púas
no
me arrepiento de odiar el amor con todo mi amor. Y siendo tan sólo esta
niña de pecho de muchacho con las palas de las manos volteadas
mostrando en ese vaciado sus derrotas mínimas
Sin embargo hay lágrimas en mi rostro. Tantas que cualquier observación del mundo parece una traición a mi cadáver
Ese futuro cadáver que sigue colgándome del cuello como un globo negro
~
SEXTON
Ana,
Esta es la depresión
No
poder moverte de la cama, atornillada a ella por bayonetas imaginarias
que salen de tu cráneo. No poder moverte aunque tus hijas estén
buscándose el mundo en la basura. No poder moverte de tu costa
imaginaria anclada como un árbol gris a una tristeza dura, vallejiana.
No poder moverte de la cama porque afuera el mundo aún se parece a esa
aula helada en la que entraste temblando el primer día de clases
El hielo es el aire escarchándolo todo sobre el manto de una virgen, en una caja descascarada donde su reinado es falso
Esta es la depresión:
Fieras
en la selva de tu mente arqueando sus cejas junto a una luna extirpada.
Teléfonos desconectados y entre las venas aullando equivocadamente.
Límites por todas partes donde los sueños huelen a pólvora y a sangre
mesiánica sobre el pecho de un gánster. Supercarretera antártica donde
las cabezas de tus conocidos iluminan la cueva espantosa del sueño
americano
Un
accidente de autos, como el relincho de un caballo enterrado hasta el
cuello en la mitad de un puente, con los faros rotos de sus ojos
alumbrando la sombra del lenguaje
Lo
que piensas, eso que no te permite avanzar, ponerte si quiera de pie,
es una madriguera como esta página inadvertida donde tu mano de felino
repartirá la crueldad de un modo misterioso, en cada rincón secreto de
tu cuerpo. Una madriguera donde el musgo hará su propia casa pero sin ti
Esa escritura que empieces podrá sanarte
Las
palabras que escribas ejecutarán la violación sincera de un camino que
debe ser borrado como el recuerdo de un amor que no sirve para nada. Que
le asegura dominios a la memoria, tan borracha y perdida en los dedos
extendidos de una mano
Esa escritura será tu propia casa pero sin ti
Te
ayudará a levantarte de la cama, de esta costa imaginaria donde los
barcos son sólo batas flotando del color más blanco. Las batas que se
agitan en el océano azul de tus ojos, y que te ayudan con pastillas y te
hablan de otras sangres como la tuya que hallaron el reposo
Domésticamente
Esas sangres se salvaron precisamente hablando de otras. Domésticamente
Viendo
que la tragedia personal es siempre más pequeña si la comparas con la
tragedia de los hombres. Esclava especie verticalmente infeliz
faltándole el respeto al abismo con los pantalones abajo mirando a las
estrellas
Porque ésta es la depresión: mirar a las estrellas con los pantalones caídos, echarse así a dormir y no poder pararse de la cama
El puro sinsentido del destino enjoyando con los hilos de su nieve ese manchón de un mundo
hecho de ruinas
~
LOWELL
Cal, tú llegaste tiritando con los músculos de un rostro sumergido suavemente en sus veinte años
Y te ubicaste entre todos como una porcelana en bancarrota
Un hombre que viaja del hielo hacia el acero es un hombre que bebe. Tú ardías por dentro y te sangraban las manos
Las piezas de ajedrez en tu camisa estampada eran tu sueño de morir junto al océano
Llorabas
por la salvación de tu alma. Jurabas, rebuznando de alcohol, que ibas a
renacer como estambre encima de las ramas y hacia las ventanas. Que
ibas a dejar de sentir tu cabeza separada del cuerpo y su meseta
Que era la luna un reflejo de la roja manzana abandonada por la víbora como un bloque de oro
¿Serían
cuchillos lo que veías crecer en tu nuez de gallo? ¿Niños amontonados
con palas haciendo guardia en el monte de la muerte?
Velaste
junto a la puerta prohibida que también rebuzna. Oíste a los Señores de
la Lengua, a nuestros pecadores, a cada uno de los pacientes
depositando uno tras otro esos cuerpos, esos costales de un alimento tan
deshonesto que carece de sangre igual que el falo de un dios
Y odiaste a todo aquel que nos odia y que nos ama: esos que se alimentan de la mirada social o de la espina de un cerdo
Luego
leíste en la puerta, insistentemente entre líneas –y debajo de los
rostros de indígenas tallados con acero conquistador-: “aquí la
salvación / aquí el dolor del mundo / aquí el cuerpo entre cuerpos”
Aquí
lo que fracasa se ilumina a la deriva como un carbón que siendo al fin
cenizas sabe que el presente, aún sin voluntad, es nervio rojo
Entonces
tan contagiado con las infinitudes de la sinrazón vuelves al hielo en
tus ojos. Están perfectamente abiertos mirando cómo pasa un bosque lleno
de hombres sedados y de niños, pilos de niños con palas montando
guardia en el vacío de la noche sobre un barco de cruces encendidas
Esos
hombres no saben que el sol actúa solo, que corrige demasiado tarde lo
que hacemos. Y los rostros de esos inmóviles fantasmas que están
sentados junto a ti soñando con un vaso de whisky se han tornado
montañas de hielo, auténticos espejos enterrados sobre un paraíso de
nieve
Sobre las avenidas, afuera de la clínica, los semáforos arden
Para que se deslice la vida como una lata muerta
pero brillante
~
PLATH
Había nieve en la habitación. Cielo en los cristales
Y ojos mirándome como un pelotón de monedas derretidas
Había
una placa de metal a cada lado de mi cabeza, y mi piel estaba
endurecida y plateada bajo la hebilla de la correa sobre mi frente
Cerré los ojos con fuerza, mordí un alambre,
Y oí la voz solidariamente fingida del doctor resbalando sobre el rojo caparazón de mi oreja derecha
Rugió un largo pitido como el sonido de cientos de trenes descarrilándose dentro de un túnel intestinal, ansiando terror
La luz hizo la oscuridad dentro de mí
La electricidad invadió la piscina de mi cerebro, llenándola de serpientes y azulados relámpagos
Chillé como una garganta arrancada por otra garganta.
Chillé artificialmente como un pájaro muerto cortado por la luz natural de un reflector
Entonces me pregunté:
¿Qué cosa tan terrible había hecho yo para merecerme esto?
Mi cabeza vibró, abriéndose como un cactus, echando savia, pateando la vida misma fuera de ella:
Cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc.
Todo se llenó de aves que parecían bolas en llamas dentro de mí.
Cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc. Aves que parecían bolas en llamas en
mi cabeza que era una campana de cristal a punto de romperse.
Cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc. Aves que eran bolas en llamas y
peces llorando arroz en completo silencio
Yo
intentaba enfocar mi mirada sobre las cosas. Intentaba enfocar mi
pensamiento sobre mi mirada enfocada a su vez sobre todas las cosas,
Pero era inútil
Yo
era ahora el mundo observado por primera vez por un fantasma suavizado
por la electricidad poderosa. Yo era el fantasma de mí misma suavizado
por la electricidad mirando por primera vez el mundo como otro fantasma
Yo
ya no podía ver nada más que un punto negro en la mitad de la
habitación donde había estado el cielo en los cristales. Un punto negro
esperando su ruptura: mi primera palabra
Yo era ahora una cabeza nueva, dentro de una cabeza en llamas, llena de nieve
Y había nieve en la habitación
Huyendo
~
SEXTON
Para ponerte a salvo, haz un árbol con tus muebles usados
Un árbol que guarde las cicatrices de toda tu familia como un traje de fuego en su jaula de caimán
Un
árbol que guarde rosas rojas al interior, y rosas blancas al exterior,
con la rapidez de un sueño sin esqueleto saliéndote del cutis como un
bordado
Un
árbol que contenga tu tristeza, tu desengaño glaseado, además de un
panal balanceando su garfio de hielo sobre tu vientre caliente, hinchado
de agua
Un
árbol que huela a miel de maple, a pan tostado, a fiesta de testículos
en forma de hábito, y a vino derramado en la cama del amor donde hubo un
aborto
(Un aborto hubo en la cama donde hubo un amor también
Un amor también está lleno de restos arqueológicos como un país lujoso)
Haz un árbol con todos tus muebles
Pero no olvides que una máscara no cabe en un poema donde está la infancia viva pero marchitándose
La
geometría de la espuma en las ventanas de tu habitación donde dios es
una idea en la copa del grillo. Las ciudades poniendo un trozo de pan
sobre el mapa blanco de un verbo incapaz de explicar el arte, o el libro
inesperado, o el mismo verso que evacúa las raíces de tus muebles en
otras cabezas flotando por este discurso llorado
Heladamente
Una
máscara no cabe en un poema que se tarda cuatro segundos en abrirnos
los párpados. Su largo dormitar de manatí sucederá en tu pensamiento
futuro donde sus degollaciones son un misterio incluso para él
Junta todos tus muebles hasta que ardan en una sola cabellera deslumbrante en el campo de la misión
Esa llanura alta donde la nieve silba
Ana,
no sacas nada con llorar aquí, entre todos nosotros, donde la culpa es
nieve, el miedo es nieve, las hojas del naranjo en los muros corroídos
Y el llanto y los cuchillos son sólo nieve
Única imagen que nos ofrece el mundo para entender la vida
En una misma lengua
***
En: Como un caracol nocturno en un rectángulo de hielo. Santiago de Chile: Ediciones Litost, 2019.
(Fuente: La comparecencia infinita)
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