viernes, 13 de noviembre de 2020

Rubén Ackerman (Venezuela, 1954 - Ecuador, 2017)

 

 

Una pequeña oración colgada en la pared

 

 

Dame ahora la palabra

pronúnciala en silencio

casi inaudible

con tus inmensos ojos de niña

 

Dame la palabra que me tenga en pie

hay tanto abismo

 

Dame las palabras ancestrales

escribe en la pared de esta casa

enciende el mundo

 

Descubre el velo

 

Regrésame al centro.

 

 

                                         A la memoria de Charles Baudeliere

                                         poeta maldito que nos recomendaba

                                         estar siempre ebrios

 

Siento que lo pequeño es un invento,

me lo susurró un día en mi adolescencia una

prostituta en un burdel llamado mon-petit

 

Ahora su susurro se pierde

es un vacío que se desvanece.

 

Siento el paso sigiloso de lo pequeño

su sombra diminuta casi inexistente

su aflicción como una vaga congoja

apenas la tristeza lerda que produce

el suicidio de una mosca.

 

Lo pequeño nos inventa a todos sin percatarnos

viene de no se sabe donde y se sienta

al frente, como un largo y fatigoso lamento

se traga inclemente nuestra vida.

 

Tiene ecos infinitos que resuenan como sombras

cuando te miras en el espejo lo pequeño esta ahí

recordándote tus deberes impostergables, tu ración

de sensatez fingida, tu sueño lacerado

 

Lo pequeño es el invento que te inventa

y tu eres mon petit lo único pequeño detrás de ti

mismo y un día te desvanecerás al ritmo pequeño

de tu diminuta vida.

 

Siento que lo pequeño es un invento me lo susurró

un día en mi adolescencia una prostituta en un

burdel llamado mon-petit.

 

 

(Fuente: La parada poética)

 

 

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