jueves, 12 de noviembre de 2020

Juan Salzano (Buenos Aires, 1980)

 

 

Satélites / Relámpagos 32


“¡Hipercolibrí, lanza relámpagos!”

Enfundados en milhojas
antropoides que recubren
la encrespada melena
de ese mar que casi somos
–microscopía de trinos,
salpicré de chispazos–
emprendamos la gala
incierta que hace rato
a la deriva nos debemos.

Hagamos una fiesta
por cada átomo
que declina.





(a Luc Arrillaga)

Satélites / Relámpagos 31


“¡Hipercolibrí, lanza relámpagos!”

Caen lagartijas desde los balcones
-incrustaciones joyescas en las ruinas de piedra-
como hachas diminutas y acolchonadas
sobre el cuello metálico de las liebres
que pululan libres por las noches
cuando nos levantamos a sorber
el líquido sacramental de la luna.      

Estos también son ritos cotidianos
que no tienen prensa. 
 


Satélites / Relámpagos 30


“¡Hipercolibrí, lanza relámpagos!”

Niña del astro, está en la piedra.
Niña del astro, está en la flor.

Niñá, caé, galaxia en un fumo.
Niñá en el néctar, mareate en la chicha.

Comunicate con señas. Alicate de años,
señales de astros.

Vamos a entenderte. Casi.
Casi es mejor. Vamos a encenderte.

Astralizate. Niñá.
En la piedra. En la flor.
 


Satélites / Relámpagos 29


“¡Hipercolibrí, lanza relámpagos!”

Tu cráneo es lo que menos observo –es el pico
lo que me atrae, la delicadeza al libar
el hueco sulfurado de las flores,
aunque no sea éste un espacio ordinario
donde se acumula la basura llena de destellos,
brillantes cuchillos, las monedas
desgastadas que aún nos guiñan
sus reflejos mariguanos en la mano de otras eras,
o mejor el épico aletear que arremolina
un hiperespacio cualquiera –es en este
pulmón de limo donde nada y anida 
nuestro genuino interés.
 
 
 
 
 
(Fuente: Hipercolibrí)

 

 

 

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