AUTORRETRATOS
Me desespero porque no puedo estar presente
en todos los actos de la vida.
Murilo Mendes
JOHNNY LAGUARDIA RECIBE EL OSCAR DE 1933
Sin más humillación que la muerte
futura en un Hollywood de vidas estelares
bigotes y visones ganados en la dura batalla
de las sábanas me muevo en el asiento de la espera
hilvanando unas frases heredadas que ahuyenten el mal
de ojo adversario cuando oigo acariciar
mi nombre por unos labios que conozco
a otra distancia y subo entre clamores sofocados
al escenario de mayor gloria del mundo
en converso inglés mediterráneo.
GIOVANNI LAGUARDIA CONSTRUYE AL FIN SU CATEDRAL
¿Logrará una construcción del espíritu burlar
a las leyes de la naturaleza? ¿Podrá
la obra de una vida vencer a la muerte?
Una y otra vez interrogado me inclino sobre
planos que fueron razón de risas e impostura
y vuelvo la vista a una cúpula apoyada
en los más tenaces sueños de este renacimiento mío
y de las artes para afirmar contra toda cordura
contra los discretos y contra los cautos para pedir
y reclamar otros mil años de existencia vicaria.
JEAN LAGUARDIA PINTA UN AUTORRETRATO DE REMBRANDT
¡Oh, lo verdadero! Un puente de la nada
a la nada. En Avignon, rue de la République,
al fondo de un corredor que intuye
el mediodía, exploro el arte de ser otro
y el mismo, uno más y uno nuevo. ¿Quién duplica
a quién? ¿Quién guía el pincel que en el espejo ve
un rostro inmerecido? ¿Alguien responde?
El desconocido de la luz pregunta
por su voz más auténtica. ¿Es este eco
mi voz? ¿Apenas un silencio compartido?
JOÂO LAGUARDIA RODEA LAS COSTAS DE ÁFRICA
Sed de navegante e islas de Cabo Verde.
Quien ha nacido del mar
se hace coral en sus profundidades blancas.
Monstruos en archipiélago y cartas de agua plana.
No habrá premio del rey para el caído
por el calor y la vegetación inabordables.
No habrá bolsa de oro ni condado
que designe con su fama valle amargo.
El que muere deja su pundonor al inerte,
al enajenado, al impasible y al verdugo.
JUAN LAGUARDIA SE RINDE PARA GANAR
La celda de tu vientre es verdad y racimo.
Concédeme esta prueba de desfallecimiento:
saquea mi mirada el temor de perderte.
Di que no renuncias a este triunfo,
a esta derrota única que me pertenece y alienta.
¿Es a mí a quien amas o a la devoción de un instante?
¿No sientes en las manos
el mudable poder que ahora te ofrendo?
Aquello que moldeas es también tu fuerza.
Duermo con un muerto cuando no estoy contigo.
(Del libro Unidad de lugar, Candaya, Barcelona)
(Fuente: Uno y Cero ediciones.com)
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