JUEVES Y VIERNES SANTO DOS POEMAS DE MUJER INCÓMODA
JUEVES SANTO
En este jueves santo
un perro ladra en la distancia.
Los pecadores expían
la resaca de sus mentiras.
Un cura juega a crucificar
al joven monaguillo.
Las beatas se dan golpes de pecho
con sus dedos enjoyados,
ignorando al pobre, que a sus pies, pide limosna.
Los corruptos indultan a ladrones comunes
con la esperanza de que cuando les llegue el turno,
también disfruten de la benevolencia de los gobernantes.
Y las banderas ondean a media asta
en todos los cuarteles por la muerte de Cristo,
olvidándose de los miles de cadáveres
de sus sangrientas guerras.
Ante tanta beatería
me niego a levantarme de la cama.
Me entrego sin culpa alguna
y recorro tu piel con mi boca,
desde tus pequeños pies
hasta el único milagro posible.
La redención de tu sexo húmedo
en comunión con mi piel,
en un acto de total devoción
e irreverencia.
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VIERNES SANTO
Padre, confieso que he pecado.
He deseado carne un viernes santo.
Me he dejado crucificar,
con los brazos extendidos
y atados a cada lado de mi lecho.
He dejado que la pasión ardiera
entre mis muslos.
Me he dejado azotar con cariño
y untar con miel mis senos.
Una procesión de labios
ha recorrido mi espalda,
un rosario de saliva,
ha penetrado en mi sexo.
Me postro a tus pies,
preparada para aceptar la penitencia,
o que me castigues enviándome al limbo
del gozo desenfrenado,
del infierno de la eterna perdición.
Padre, perdóname,
confieso que he pecado.
Silvia Cuevas-Morales
Mujer incómoda
Huerga & Fierro editores
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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