lunes, 28 de octubre de 2024

Dario Canton (Argentina, 1928)

 

El Premio Konex argentino reedita La mesa por editorial Zindo & Gafuri: escrito hace cincuenta años, el libro nació de un sueño. Compartimos tres de sus poemas.

Nacido en 1928, Dario Canton es Profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires, graduado en Filosofía y posee una maestría en sociología en la Universidad de California, Berkeley. Desde el 2000 publica De la misma llama, autobiografía intelectual centrada en la escritura de poesía en ocho tomos.

Hasta el momento, alternó publicaciones de poesía y sociología: La saga del peronismoEl parlamento argentino en época de cambioCorrupción de la naranjaMateriales para el estudio de la sociología política en la ArgentinaPoamorio; La política de los militares argentinosGardel, a quién le cantásLa mesaElecciones y partidos políticos en la ArgentinaPoemas familiaresAsemalAbecedario Médico CantonEl pueblo legisladorElecciones en la ciudad (tres tomos); Una hipótesis rechazada (ambas en colaboración).

Ahora, editorial Zindo & Gafuri reedita La mesa, escrito hace cincuenta años, un libro que nació de un sueño. Demian Paredes, en su prólogo, escribe: "La mesa tendrá 2604 versos, con listados de descripciones, comparaciones, parentescos, asociaciones y “deformaciones” (masa, misa, mosa –por moza–, musa…); “catalogando”, “historiando”. Con versos con “definiciones” sorprendentes, paradojales, como aquellos que hablan de la muerte y el catafalco que sostiene el ataúd como algo que sería “el comienzo/ de la vida subterránea”. También, tipos de mesas: “mesas de dibujo/ mesas de operaciones/ mesas de torturas/ mesas de saldos/ mesas de correos”, entre muchas más. Y originales hallazgos: “mesántropo/ híbrido de mesa y hombre”; con todo tipo de paráfrasis irónicas y humorísticas; en varios casos, tomando frases célebres, como las de Mahoma, Heráclito, Galileo Galilei, Ortega y Gasset (“¡Argentinos, a las mesas!”)… Es un trabajo imaginativo y proliferante, abarcador y amplio, potente".

 

 

I. DEFINICIÓN

 

La mesa

se compone

de una tabla

horizontal

o piedra

—caso del dolmen—

colocada

a cierta altura

sobre el piso

y tres, cuatro

o más patas

que la sostienen

excepcionalmente dos

(por lo común

de uso religioso)

acaso una.

Está hecha

de madera

o mármol

hierro

cobre

oro

fórmica

vidrio

o cualquier

material

a inventar

por grandes

o chicos

—puede ser arena—

y pintada

si acaso

de diverso color

generalmente el mismo.

 

 

 

 

 

VI. MESAS CÉLEBRES

 

Son muchas las mesas

que han brillado

en la historia

con luces propias.

Puestos a seleccionar

recordaremos

entre los romanos

a Mesalina

que era una mesa promiscua

famosa por las orgías

a las que se entregaba.

En el mundo islámico

la mesa de Mahoma

ha llegado

hasta nuestros días

en dos palabras

que son el símbolo

mismo de esa religión

Meca

de Mesa - Meska

con caída posterior

de la s

y mezquita

de mesa-qwita

"el lugar de la mesa"

con metaplasmo

por contracción;

igualmente en el dicho

vigente

pintan

las desventuras

que este ambiguo ser

sufre

por su doble

y desgraciada condición

escrita por Molière.

 

 

 

 

 

IX. ETIMOLOGÍA

 

La antigüedad

de esta palabra

cuyos orígenes

se confunden

con el principio

del mundo

puede rastrearse

en compuestos

de los que

forma parte

como la voz

Mesopotamia

cuna de la

civilización

que nos habla

de una mesa río

simbolizando

el eterno

fluir de las cosas

tan bien captado

por Heráclito de Efeso

el oscuro

al sentenciar

que nunca

nos sentamos

dos veces

a la misma mesa;

o en mesías

con que se

representa

al salvador

y descendiente

de David

prometido

por los profetas

al pueblo hebreo.

En un tono menor

meseta

nos la muestra

en una etapa

más tardía

con el valor

de accidente

geográfico

visto a través

de sus ojos;

anteriormente a ella

sin embargo

el mundo

era una mesa

plano

que luego se curvó

y cerró

para convertirse

en el globo

que hoy nos es familiar

decididamente

una decadencia

con respecto

a aquella forma

primigenia.

La mesa

además

tiene valor de cambio

de dinero

como se ve

en mesada

donde

su antigua acepción

subyace inadvertida

para deleite

de filólogos;

y mes

para dar

un ejemplo

flagrante

¿qué es sino

apócope

de mesa

la medida

que corta

los años de

nuestra vida

en doce partes?

Más aún

la misma idea

se refleja

en mensura

poniendo

en evidencia

lo básico

que resultaba

la mesa

como unidad

de medida.

Pasando

a otro aspecto

señalaremos

que el diminutivo

de mesa es

banco o banquito

—no mesita

con leve matiz

peyorativo—

corno lo saben

los enanos

que en ellos

almuerzan

e ignoran

los guitarristas

y bandoneonistas

que desaprensivamente

apoyan sus pies

en los mismos.

Aumentativo

de mesa es

mesón

originalmente

la mesa comunal

cuna de la ciudad

con todo lo que ella

significa

como salto adelante

para la vida del hombre

en sociedad

y más modernamente

en física nuclear

y como índice

del creciente reconocimiento

de la importancia

de la mesa

una partícula

que asegura

la existencia del átomo.

Como forma verbal

perdura

en la expresión

mesarse los cabellos

con la que se alude

al deseo de hacer

de la cabeza

una tabula rasa

o sea mostrar

su verdadera faz.

Algo de esto

pervive

en ciertas zonas

de los continentes expoliados

donde hombres y mujeres

usan la cabeza

como mesas ambulantes;

en otro contexto

puede verse

en lo que hizo

Guillermo Tell

al colocar

una manzana

sobre la cabeza

de su hijo

convirtiéndose

en precursor

involuntariamente

de las naturalezas muertas.

Se reconoce también

la presencia

de la mesa

en una supuesta

incorrección

del habla rioplatense

acerca de la que insisten

muchos autores

poco versados

en historia de la lengua.

Nos referimos

al llamado vicio de inversión

mesismo según nosotros—

de los pronombres personales

en expresiones como

"me se cayó la tuerca

debajo del camión".

Se trata

de un caso más

simplemente

del mantenimiento

entre las clases populares

tradicionalmente piadosas

de antiguas fórmulas

de invocación religiosa

pre-colombinas

que comenzaban

con el vocativo Mesa

—o la divinidad—

repetido

en numerosas ocasiones

y tonos

según la importancia

de lo solicitado

que luego

ante el choque

con la cultura española

católica y dominante

se enmascaró

en una

alteración

de la fórmula

de los conquistadores

para mejor sobrevivir.

(Ejemplos recientes

frente a nuevos colonizadores

han tenido menos éxito:

la antigua palabra

mesología

o el estudio integral

de la relación

entre las mesas

y el medio que las circunda

ha sido reemplazada

por ecología

de uso común

en el área

de habla inglesa).

La mesa aparece

finalmente

en muchos apellidos

diversos

según las peculiaridades

de cada idioma

y evoluciones

sufridas por las lenguas.

Entre nosotros

pueden mencionarse

Lamesa

que es la versión madre

y alternativas

que se apartan

progresivamente de ella

como Salame

Samela

o Lezama

que además es un parque

de la ciudad de Buenos Aires.

Formas

algo más complejas

incluyen Chemes

con el argentinismo che

proclítico y confianzudo

y caída de la a final

Caramés

con la triple acepción

de rostro, costosa y querida

como lo recuerda el dicho

"al que quiera celeste

que le cueste"

Amézaga

o mesa

radicada en el Uruguay

que alcanzó la presidencia

y Cantamesa

o Cantalamesa

(con una o dos eses)

testimonio

de que alguna vez

las mesas tuvieron voz

y cantaban

siendo

para los antiguos

se sabe

lo que para los poetas

del siglo diecinueve

era el ruiseñor.

 

Dario Canton
 
 
(Fuente: Eternacadencia.com.ar)
 

 

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