UN POEMA DE EDGAR
BISHOP / POE
El nadador parece un juguete eléctrico
dirigido por una mano alejada de la bahía.
Su placer es mecánico.
Ella tiene las manos frías
y se las calienta en el pecho, bajo el brazo.
Siente el corazón.
No sé si el latido es automático
o lo produce el contacto.
Se le enciende una luz roja en los ojos
como un pequeño foco:
recorrido horizontal de luciérnaga
que se ilumina a sí misma,
que dice, estoy «aquí», «aquí», «aquí».
¿Es previsible el placer?
Bishop dijo que el placer era mecánico
y que la caída del amor hacia la tierra
era inevitable.
Hay una extensión líquida de tiempo,
clara, turbia, tibia
en constante transformación.
Hay cortinas, vaho, huellas,
sedimentos más delgados cada vez,
y lo elevado, lo que flota en el aire,
lo que aletea y nada
entre el fondo y la superficie.
Eli Tolaretxipi
Edgar
Trea Poesía
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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