miércoles, 23 de octubre de 2024

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972)

 

 

EN LA DESCONFIANZA DE LOS MÉRITOS

 

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¿Afianzado en vivir, en morir
por medallas y victorias confiables?
Luchan, luchan, lucha el ciego
que cree ver, -
quien no puede ver que el esclavizador
está esclavizado; el odiador, dañado. Oh brillo,
oh firme estrella, oh tumultuoso
océano azotado hasta que las diminutas cosas van
como lo desean, la montañosa
onda nos hace conocer a quienes miramos
lo profundo. ¡Perdidos en el mar antes de luchar!
Oh estrella de David, estrella de Belén,
oh negro león imperial
del Señor – emblema
de un mundo levantado – sean juntados al fin, sean
juntados. Hay la corona del odio y debajo de ella todo es
muerte; hay la del amor sin la que nadie
es rey; los actos benditos santifican
el halo. Así como el contagio
de la enfermedad hace la enfermedad,
el contagio de la verdad puede hacer la confianza. Están
luchando en cavernas y desiertos, uno por
uno, en batallones o escuadrones;
ellos están luchando para que yo
pueda todavía curarme de la enfermedad, Mi
Yo; algunos están ligeramente enfermos; algunos morirán. "El hombre
lobo del hombre y nos devoramos
entre nosotros. El enemigo no hubiera
podido abrir una brecha mayor en nuestras
defensas. Alguien
que guía a un ciego puede hacerlo escapar, pero
Job descorazonado por el falso alivio supo
que nada puede derrotar tanto
como un ciego que
puede ver. Oh, vivos quienes están muertos, quienes están
satisfechos de no ver, oh, nimio polvo de la tierra
que camina tan arrogante,
la confianza engendra poder y la fe es
una cosa afectuosa. Juramos,
hacemos esta promesa
a los que luchan – es una promesa – "Jamás
odiaremos el negro, lo blanco, lo rojo, lo amarillo, al judío,
el gentil, al intocable". No somos
aptos para jurar.
Con las mandíbulas apretadas ellos luchan,
luchan, luchan, - amamos a algunos que conocemos,
amamos a algunos pero no los conocemos – para
que los corazones puedan sentir y no se entumezcan.
Eso me cura; ¿o soy yo lo que
no puede creer? Algunos
en la nieve, o en despeñaderos, otros en arenas movedizas,
poco a poco, mucho a mucho, ellos
luchan luchan luchan para que donde
había muerte pueda haber
vida. "Cuando un hombre es presa de la ira,
es movido por cosas exteriores; cuando se sostiene
en su sitio con paciencia paciencia
paciencia, eso es acción o
belleza", la defensa del soldado
y la más dura coraza para
la lucha. El mundo es el hogar de un huérfano. ¿Jamás
tendremos paz sin tristeza?
¿Sin las súplicas de los que mueren
por una ayuda que no ha de venir? Oh,
tranquila forma sobre el polvo, no puedo
mirar y sin embargo debo. Si estos grandes y pacientes
moribundos – todas estas agonías
y heridas soportadas y sangre derramada –
nos pueden enseñar cómo vivir, estos
moribundos no fueron en vano.
Corazón endurecido de odio, oh, corazón de hierro,
el hierro es hierro hasta hacerse herrumbre.
Jamás ha habido una guerra que no lo fuera
de adentro; debo
luchar hasta conquistar en mí lo que
causa la guerra, pero no lo creeré.
 
 
 Traducción: G. Zebách
.....

(Fuente: Daniel Freidemberg)

 

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