Justificación de Dios
lo que yo llamo dios es mucho más enorme y a veces mucho menos complicado que lo que llamo dios. Un día fue una casa de avispas en la lluvia que llamé así en el hospital donde sentía el sufrimiento de los otros y la paciencia casual de los insectos que luchaban por construir contra el agua. También llamé dios a una puerta y a una árbol al que entré una vez para cargarme de energía después de una derrota estrepitosa. Dios es mi grado máximo de comprensión relativa en el punto de total desesperación en que una flor se pone en movimiento o un perro rabioso se me acerca solidario. Y sigue siendo dios la palabra que atribuyo a los instintos más hermosos, debajo de la lluvia, notando que en este lugar de paso ya brotó y se murió varias veces lo que yo llamo alma y tal vez sea la calma en la química de mis deseos de ofrecer algo.
(Los poemas de esta semana fueron seleccionados por Guilherme Gontijo Flores)
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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