Aire de museo
calcina
tanto Manifiesto,
creencia
y doctrina.
Emporios alados,
mediodía
que se opaca
en la orfandad
del silencio.
Papeles de cobre
soterrados
en la boca
del terremoto
y sus canijos
repliegues
y lomadas.
Montaña de cadáveres,
ilusiones
que no desconciertan
al fósforo y la llama.
Balan corderos,
sollozan
la espuma roja,
y otros
se llevan la plata.
Inedito
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