LA BELLEZA
LA BELLEZA
Niña de polen
se multiplica en fulgores
al mínimo soplo.
Florece para nadie
sobre tierra agreste,
pero defiende su aroma
ante las impetuosas
crines del viento.
Se confía a las alturas
y, por un instante,
abraza lo eterno.
Demasiado pronto
llega la noche
y bebe toda su luz
para apacentar estrellas.
Combada gracia
amanece.
Bajo la ráfaga de la mañana,
las multitudes
atropellan, sin reparo,
la anónima majestad
de su belleza.
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