viernes, 13 de noviembre de 2020

Luis Luna (Madrid, España, 1975)

 

 

Es agudo el diálogo del cierzo y del espino.

Se construye con púas

y sílabas de hielo.

Pero está exento de dolor.

Lo salva la fatiga.

 

 

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Otra vez los árboles desnudos

te hacen tiritar frente a la luz rojiza de la tarde

y de nuevo los pájaros se posan en tus ramas

para cederte su equilibrio.

Con qué reiteración paciente

se afirma en ti el entorno

hasta hacerte paisaje

lugar en donde caben

los árboles, los pájaros

tu propia inexistencia.

 

 

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No reniego del día.

En él cabe el desierto

que la voz amortigua.

La espera necesaria.

Todo aquello que pone ante tus ojos

completamente nuevo

y tal vez intocado

 

 

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Tiras la piedra

al centro del estanque

y no alcanza tu vista a ver los círculos.

Lo que importa es la imagen

que nace en tu memoria

la respuesta que vibra

en el hueco vacío de tu mano.

 

 

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Sobre la nieve

el animal descubre sus pisadas.

La conciencia del signo.

 

 

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El sol sobre la nieve

una sílaba es.

Donde todo comienza.

 

 

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El pastor ciego conduce su ganado

por la estepa y los cerros.

Como tú las palabras.

 

 

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Cuaderno del guardabosque seguido de variaciones sobre paisaje

 

Amargord ediciones

 

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)


 

 

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