domingo, 1 de noviembre de 2020

Héctor Pedro Blomberg (Buenos Aires, 1889 - 1955)

 

 

LAS VELADAS DEL BAR GARIBALDI

 
 
Las veladas del bar Garibaldi tenían
olor a sangre, a whisky, a espuma y a carbón;
allí, cuando los hombres llegaban o partían,
sonaba de los mares la terrible canción. 
 
¿Dónde estarán aquellos rudos aventureros,
Ulises andrajosos que hablaban en inglés
de extrañas Odiseas a bordo de veleros,
y de obscuras Ilíadas hacia el este de Suez? 
 
Eran de Glasgow y Génova, de Cádiz y el Pireo,
de Hamburgo y San Francisco, de Capetown y Bombay.
A veces, en la noche, parece que aún los veo,
y escucho alguna historia que sucedió en Shanghai.
 
¿Adónde se habrán ido los errantes que un día
poblaron de leyendas el tumulto del bar?
Algunos redondean el mundo todavía
otros están durmiendo en el fondo del mar.
 
Sospecho que uno de ellos se pudre en un presidio;
tal vez otro agoniza en algún hospital;
otro buscó en las aguas sangrientas del suicidio
la ruta misteriosa para el puerto final.
 
Oh mis Jasones ebrios... En sus almas traían
la canción de la vida vagabunda y brutal;
y eran bellos sublimes, porque todos tenían
el desdén de la muerte, del amor y del mal.
 
Nadie cantó su sombra, su dolor, su aventura.
Sólo yo alguna noche de música y de alcohol,
recogí la leyenda miserable y obscura
y conté su tragedia bajo la luz del sol.
 
 
 
 
___________________
en "Poesías. Sus mejores canciones", Librerías Anaconda, Buenos Aires, 1933, edición digital.
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

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