jueves, 12 de noviembre de 2020

Carlos Drummond de Andrade (Brasil, 1902 - 1987)

 

 

ELEGÍA 1938


Trabajás sin alegría para un mundo caduco,
donde las formas y las acciones no guardan ningún ejemplo.
Practicás laboriosamente los gestos universales,
sentís calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.
 
Héroes llenan los parques de la ciudad por la que te arrastrás,
y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la concepción.
Por la noche, si hay neblina, abren paraguas de bronce
o se refugian en los volúmenes de siniestras bibliotecas.
 
Amás la noche por el poder de aniquilamiento que contiene
y sabés que, durmiendo, los problemas te libran de morir.
Pero el terrible despertar prueba la existencia de la Gran Máquina
Y te repone, chiquitito, frente a indescifrables palmeras.
 
Caminás entre muertos y conversás con ellos
sobre cosas del tiempo futuro y negocios del espíritu.
La literatura estragó tus mejores horas de amor,
Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.
 
Corazón orgulloso, tenés apuro por confesar tu derrota
y dejar para otro siglo la felicidad colectiva.
Aguantás la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no podés, vos solo, dinamitar la isla de Manhattan.
 
 
 
 
 
 
 

ELEGIA 1938


Trabalhas sem alegria para um mundo caduco,
onde as formas e as ações no encerram nenhum exemplo.
Praticas laboriosamente os gestos universais,
sentes calor e frio, falta de dinheiro, fome e desejo sexual.
 
Heróis enchem os parques da cidade em que te arrastas,
e preconizam a virtude, a renúncia, o sangue-frio, a concepção.
À noite, se neblina, abrem guarda-chuvas de bronze
ou se recolhem aos volumes de sinistras bibliotecas.
 
Amas a noite pelo poder de aniquilamento que encerra
e sabes que, dormindo, os problemas te dispensam de morrer.
Mas o terrível despertar prova a existência da Grande Máquina
e te repõe, pequenino, em face de indecifráveis palmeiras. 
 
Caminhas entre mortos e com eles conversas
sobre coisas do tempo futuro e negócios do espírito.
A literatura estragou tuas melhores horas de amor.
Ao telefone perdeste muito, muitíssimo tempo de semear.
 
Coração orgulhoso, tens pressa de confessar tua derrota
e adiar para outro século a felicidade coletiva.
Aceitas a chuva, a guerra, o desemprego e a injusta distribuição
porque não podes, sozinho, dinamitar a ilha de Manhattan.
 
 
 
 
Sentimento do Mundo, Editora Record, Rio de Janeiro – São Paulo, 3ra. Edición, 2002. La primera edición data de 1940. Traducción: Silvina Elena Guala – Carles Tàvec 



(Fuente: Carles Tàvec)

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