Dos del Hermano
Mi padre está haciendo unos muebles
para la casa, y pasa todo el tiempo en el aserradero:
eso nos da margen a mi hermano y a mí
de adentrarnos en el campo.
Seguimos el camino de las arrieras
hasta llegar al lindero.
Ayer vimos una víbora de cascabel,
estaba enroscada y mi hermano la mató con un palo.
Yo no dije nada, pero sentí que los orines
me bañaban las piernas.
Regresamos a casa antes de que oscurezca,
porque si te agarra la noche en el camino
puede pasarte todo,
hasta que la bruja te lleve
en su escoba de malvas, rumbo al río.
*
Vino el abuelo a visitarnos
y le trajo a mi hermano un rifle
para matar conejos; a mí no me dio nada,
yo soy la mayor pero soy mujer.
Mi hermano desde que carga el rifle no me habla,
tiene 10 años y yo 12.
Pobre hermanito, por andar correteando perdices
se cayó de la yegua, montaba a pelo
y la reata que le servía de rienda
se le enredó en un pie;
la bestia lo arrastró entre los huizaches.
Se lo llevaron al pueblo en una camioneta,
tiene 3 días en el hospital y no sale.
Mi madre no hace más que llorar y ver la carretera.
En: Duelo de espadas. Volumen colectivo: ¿Será esto el mar? Ediciones Punto de Partida. UNAM, México, 1984.
(Fuente: Nexos)
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