Mitigación de la pena & otros poemas
. En 1953 se graduó como profesora y en 1973 en la Facultad de Filosofía y Letras. Empezó a escribir a los 15 años, tras la muerte de su madre, aunque publicó su primer libro a los 40: Bagaje. Este volumen hizo decir a Carlos Drummond de Andrade: «Adélia es lírica, bíblica, existencial, hace poesía como hace buen tiempo, está dentro de la ley, aunque no en la de los hombres sino en la de Dios».
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En la tierra como en el cielo
A esta hora de la tarde
cuando la casa reposa
la obra de mis manos
es esta cocina limpia.
Tan fácil
un día después de otro
y luego estaremos juntos
en las «colinas eternas».
Recupera mi cuerpo
una forma de bondad,
la que me vuelve capaz
de producir un verso.
¿Me comprendes, Altísimo?
Él no responde,
también duerme la siesta.
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Na terra como no céu
Nesta hora da tarde
quando a casa repousa
a obra de minhas mãos
é esta cozinha limpa.
Tão fácil
um dia depois do outro
e logo estaremos juntos
nas «colinas eternas».
Recupera meu corpo
um modo de bondade
a que me torna capaz
de produzir um verso.
Compreendes-me, Altíssimo?
Ele não responde.
dorme também a sesta.
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Mitigación de la pena
El cielo estrellado
vale el dolor del mundo.
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Mitigação de la pena
O céu estrelado
vale a dor do mundo.
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Ruth en el campo
En un cuarto pequeño
donde el amor no puede ni gemir
veo mis lágrimas en el espejo, soy humana,
quiero el cariño que a la oveja más débil se le da.
No parecen ser míos mis pensamientos.
Algunos versos quedan inaprovechables,
bellos como reliquias quebradas de oro viejo,
olvidadas en el campo a la suerte de que alguien las recoja.
La desnudez apacigua porque el cuerpo es inocente,
sólo quiere comer, casarse, sólo piensa en casarse,
comida caliente en la mesa servida
pues siente hambre, hambre, mucha hambre.
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Rute no campo
No quarto pequeno
onde o amor não pode nem gemer
admiro minhas lágrimas no espelho, sou humana,
quero o carinho que à ovelha mais fraca se dispensa.
Não parecem ser meus meus pensamentos.
Alguns versos restam inaproveitáveis,
belos como relíquias de ouro velho quebrado,
esquecidas no campo à sorte de quem as respigue.
A nudez apazigua porque o corpo é inocente,
só quer comer, casar, só pensa em núpcias,
comida quente na mesa comprida
pois sente fome, fome, muita fome.
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Extraído de Adélia Prado, Al mediodía, un rosal. Edición bilingüe de José Javier Villarreal, El oro de los tigres X (Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria), Universidad Autónoma de Nuevo León, 2021 | Buenos Aires Poetry 2021
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