40 años
pasé
en la vera de rutas
y caminos.
Trajiné
pedregales y asfaltos,
recogí alambres,
tornillos, piolas,
herramientas olvidadas,
piezas vehiculares,
maderas, jeringas y condones,
un feto que fue a parar
en medio de yuyos ralos,
un evangelio deshojado;
decrecí
con el corazón
y gangoseo,
y me dormí sonámbulo.
Fui el ciruja perfecto,
la sustancia dental
en la boca adecuada
y por dentro
dientes largos.
- Inédito-
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